Ariel García Furfaro uno de los dueños de los laboratorios HLB Pharma y Laboratorios Ramallo, que quedaron en la mira de la Justicia por la distribución de fentanilo contaminado, reconoció vínculos con el ex diputado provincial del PJ, Andrés Quinteros, pero aprovechó su contacto con el mundo farmacéutico para subirse a una delegación kirchnerista que viajó a Rusia en busca de la vacuna Sputnik.
Pero los vínculos políticos del empresario, que ingresó al negocio de los medicamentos en 2018, llegaría a algunas ramificaciones del peronismo bonaerense. No obstante, justificó su travesía a Moscú en 2020, en un reportaje con Clarín, en que un «amigo» le hizo de puente porque «tenía un laboratorio y nadie quería ir a Rusia», a la que finalmente visitó en tres ocasiones.
Pese a asegurar que nunca quiso importar la vacuna contra el Covid, la registró ante la ANMAT. «Me gasté 200.000 dólares para traducir el dossier, la monografía de la vacuna. Traduje la información y se lo dejé al Gobierno», adujo.
De esos años es la foto en la que fue retratado con Cristina Kirchner. Si bien aseguró que no tiene relación con el kirchnerismo y no aportó a la campaña presidencial de Alberto Fernández, habría sido Mariana de Dios -hija de Angel, ex presidente del Tribunal de Cuentas de Santa Cruz e íntimo de Néstor Kirchner-, quien lo acercó a la fundadora del Instituto Patria. La empresaria santacruceña también había sido parte de una de las excursiones «patrióticas» en busca de la Sputnik a las tierras de Tolstoi.
Pero fue casualmente la emergencia por el Covid lo que vinculó a Furfaro con el fentanilo, cuyo uso se cuadriplicó para tratar a los miles de pacientes que poblaban las salas de terapia intensiva afectados por el virus respiratorio.
«Por eso uno de los importadores más grandes en el país fue HLB Pharma«, dijo a este diario la ex ministra de Salud Graciela Ocaña, que fue intimada por carta documento por el propio empresario luego que denunciara irregularidades en la contratación de la Sputnik. Finalmente la demanda no avanzó. «Tuvo una verdulería en Moreno y en 2018 entra al negocio de los medicamentos siempre ofreciendo buenos precios», recordó.
Fue así que logró penetrar en la mayoría de las administraciones provinciales porque ofrecía un precio más barato que sus oferentes en las licitaciones En paralelo, algunas fuentes del sector de los laboratorios alertaban sobre presuntos descuidos en la buenas prácticas médicas en la compra y transporte del codiciado anestésico.
El gobierno de Axel Kicillof fue uno de los tantos que adquirió fentanilo al ejecutivo. «Era un proveedor más», adujeron cerca del mandatario bonaerense aunque remarcaron que los hospitales públicos de la Provincia no registraron lotes contaminados de fentanilo.
Pero el vínculo más directo del empresario fue con el ex legislador bonaerense Andrés Quinteros, que supo ser apoderado de HLB y oriundo de San Nicolás.
En el Gobierno optaron por el silencio acerca del escandaloso suceso y alegaron que vienen aportando documentación a la Justicia. El ministro de Salud, Mario Lugones, no se refirió al tema pero sí, de forma polémica, el «Coloso» Federico Sturzenegger, que elípticamente criticó a la ANMAT a quien recomendó «liberar de tareas inútiles y concentrarse en las dos cosas que sí tiene que controlar, que son alimentos y medicamentos».
El problema fueron los cuestionamientos que elípticamente efectuó el titular de Descentralización y Transformación del Estado al organismo de contralor, que depende Salud. En este sentido, el funcionario de origen platense habría tenido que aclararle esas apreciaciones al propio Lugones refiriéndose a problemas registrados durante la administración K de la ANMAT. «No controlas todo lo que se produce«, se excusó ante TN cuando se le hizo señalar que la producción de fentanilo cuestionada se produjo en diciembre de 2024, con Milei en el poder.