Seis miradas del Boca de Russo en el Mundial de Clubes: lo que hay más allá del boom de la gente

22/06/2025 10:06hs. Actualizado al 22/06/2025 14:04hs.

La espuma va bajando. Empieza el tiempo del análisis, de la espera, de la cuenta regresiva diferente, del ultimo partido de la fase de grupos. Y se pueden sacar conclusiones luego de los primeros dos partidos de Boca en el Hard Rock de Miami, por separados y en combo.

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Comenzando por lo futbolístico, lo mejor fueron los 90 y pico de minutos contra el Bayern Munich. Sin dudas. Porque el equipo alemán es potencia europea, de los equipos que nadie quiere enfrentar, y lo demostró en el primer tiempo sobre todo. Gran diferencia de jerarquía, física y de dinámica contra el Bayern. De ritmo de juego, sin dudas. Con jugadores como Olise, que en el 2-1 mostró que es mucho más que zancadas: sin espacio, sin tiempo, acaricio la pelota para meterla donde era imposible llegar. Como Neuer, arquerazo que juega con los pies y con la mano, como en la tapada del PT a Zenon. Una caída por un gol con el gigante alemán es meritorio y hasta se puede mirar como positivo. Solo por un Merentiel de otro planeta deliró Boca y se ilusionó con el 1-1, hasta tuvo cinco minutos de dominio con el rival golpeado. No le dio el físico contra un rival superdotado en ese sentido.

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Los hinchas dieron un espectáculo mundial que es viral en todo el mundo, un show para cualquier futbolero (Infantino, Guardiola, Kane y más). Acompańaron, empujaron, transmitieron. Fueron el jugador numero 12 en Miami. Y más allá de eso, sintieron después de mucho tiempo orgullo por el equipo. Por lo que dejaron los jugadores, la piel en la cancha, yendo a todas con todo. De caídas insólitas en el ámbito local y hasta con Alianza Lima a un equipo con actitud de rebeldía contra dos equipos europeos. Por eso, más allá del punto sobre seis en juego, la gente agradeció y aplaudió. Venia de un semestre muy malo y con un entrenador conocido, con pocas practicas. Por eso el orgullo de sus hinchas, con exposición mundial.

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Claramente en los dos partidos Boca no fue protagonista. Incluso en el primero desaprovechó la chance de quedar 11 contra 10, estando 2-1 y dejando pasar una chance clara de clasificación a octavos de final. Con Benfica la posesión fue 34%, vs. 54 del rival y 12 en disputa. Peor contra el Bayern, 26 vs. 64, con 10 en disputa. ¿Qué significa esto? Que Boca corrió más detrás de la pelota, se desgastó (Ayrton Costa, un emblema inesperado) y apostó más a la defensa que al ataque. No generó casi chances de gol, más allá de los tres que convirtió. En una competencia en la que otros equipos sudamericanos sí pudieron vencer a europeos (un Botafogo terrenal bajó al PSG). En esto, en los resultados, quedó en deuda el Xeneize.

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Ahora, en el partido de cierre (martes a las 16 de Argentina), habrá que ver contra un equipo semi profesional cómo le pesa el tener que golear. El ser claro protagonista, a diferencia de los dos primeros contra los europeos. Tendrá dominio de pelota y territorial, deberá saber abrir espacios, a diferencia de los dos anteriores en los que Benfica atacó más y en los que el Bayern Munich salvo en algún momento del DT se paró de mitad de cancha hacia adelante. Debe golear al Auckland City (seis de minima) y esperar que Bayern Munich le gane al Benfica, algo lógico. Y habrá que repetir la misma actitud que contra los europeos, que generan una motivación especial. Una gran prueba para Cavani, si reaparece y debuta en esta competencia.

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Los cambios en los dos partidos no funcionaron. Con dos jugadores ofensivos que extrañamente no tuvieron influencia y fueron parte de momentos en el que Boca se tiro atrás. Tanto el Changuito Zeballos como Milton Giménez tocaron poco la pelota, no tuvieron peso ofensivo: contra Benfica ni vs. Bayern Munich.

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