Algunos quizás lo recuerden como el jugador de «rastas», otros por su particular calidad con la pelota y su característica pegada de media distancia, y los más memoriosos, probablemente se regocijen en resaltarlo como el futbolista que pasó por River y convirtió el «mejor hatrick» del fútbol argentino, una tarde de septiembre de 2007 frente a Vélez, en un partido que terminó 5 a 0 en favor del conjunto de Núñez. Todas esas descripciones son válidas para referirse a Fernando Belluschi, quien a los 41 años vive en Río Cuarto (Córdoba), se encuentra alejado de las canchas por una doble operación de rodilla y se dedica a pasar tiempo con su familia y entrevistar músicos en un programa de streaming: «Club Atlético Rock and Roll», que se emite por You Tube.
«Hace un año y medio que estoy renegando con las lesiones y tengo mucho más tiempo en mi casa con mi familia y los fines de semana. No ir todos los días a la misma rutina de entrenar, la verdad que cambia, no sé si para bien o para mal, pero hay un montón de cosas que las disfrutamos mucho más», dice Belluschi a Página 12 y hace hincapié en la rotura de ligamentos cruzados que lo marginó del terreno de juego y lo condicionó a una larga rehabilitación. El hecho ocurrió en 2023, mientras jugaba con Estudiantes de Río Cuarto frente a Deportivo Maipú. «Ahora puedo ver a mi hija jugar al hockey y disfruto de llevar a la más chiquita al jardín. Antes, en ese horario entrenaba. Puedo ir a mi pueblo los fines de semana que queremos, paseamos, conocemos otros lados. Antes eso lo dejábamos para las vacaciones. Hay un montón de cosas que se disfrutan mucho más».
Belluschi se crió en el pueblo Los Quirquinchos, Santa Fe. Su adolescencia la pasó en el campito que estaba frente al almacén familiar que su padre tenía en la misma casa donde vivían. Tardes enteras jugando a la pelota con amigos. El fútbol era todo y lo único que motivaba su cotidianeidad. Llegado el momento, adolescencia mediante, surgió la posibilidad de ir a Rosario, a probarse en Newell’s y ahí se quedó sin dudarlo. «Ese mismo año iba a ir a Central y mi abuela tuvo un accidente, se cayó, se quebró el brazo, entonces mi viejo no me pudo llevar y unos meses después surgió la posibilidad de ir a Newell’s y fui, quedé y ahí ya la historia se dio para este lado», recuerda.
Hizo su debut en primera en el equipo del Parque Independencia y se consagró campeón en 2004 de la mano de Américo Gallego, destacándose como una de las figuras, junto a Ariel Ortega. Su gran desempeño hizo que Daniel Passarella lo sedujera para ir a River y tras un paso corto, año y medio, dejó gran huella en el corazón de los hinchas millonarios. «Fue poco tiempo, pero el hincha que me cruza me recuerda los goles… me tiene presente. No logramos ningún campeonato, pero hubo una mezcla de buenos jugadores con un presente malo institucionalmente y creo que el hincha notó eso en nosotros: querer jugar a pesar de… tratar de hacer lo mejor. Hubo momentos de muy buenos partidos y conexiones», revive Belluschi de ese periodo en River. «Me tocó jugar con Marcelo (Gallardo), con el Burro (Ortega), con el Pipa (Gonzalo Higuaín), con Falca (Radamel Falcao). La verdad que lo disfruté muchísimo. Los entrenamientos, el día a día… hemos tenido partidos inolvidables».
Construyó una carrera sólida que lo llevó hasta destinos de Europa, en donde vistió las camisetas de Olympiakos, Porto, Genoa, y obtuvo varios trofeos. Fue parte de la Selección Argentina en distintos periodos que lo tuvieron en el radar de José Pekerman, Alfio Basile, Edgardo Bauza y Jorge Sampaoli.
–¿Qué significa el fútbol en tu vida?
–Cuando estás jugando no te das cuenta todo lo que significa. Hoy en día quizás estoy un poco alejado y a otro ritmo, me doy cuenta que fue mi manera de vivir. Empecé a jugar a los 4 ó 5 años, más allá de lo profesional o no, me di cuenta que es importante, que me hizo aprender muchísimo, que me dio no solamente la posibilidad de cumplir el sueño deportivo, sino de conocer gente, conocer el mundo y experimentar nuevas cosas. Entonces, más allá si uno lo deja o no lo deja, nunca voy a dejar de ser jugador y nunca voy a dejar de agradecer lo que cambió mi vida, como me formó en la vida.
–¿Cómo definirías tu condición de jugador?
–Empecé jugando de delantero, después fui enganche, después volante, y a lo último pasé a ser un doble 5, un poco más de usar la inteligencia. Creo que más allá de los momentos me considero un tipo que entendía el juego y que me encantaba ir al frente, el ataque y hacer goles o por lo menos participar de los goles del equipo… son cosas que me hicieron feliz, no fue que en mi carrera hice algo que diga la verdad que sufrí como un loco o corrí toda la vida, estaba en la posición que me hacía feliz jugar.
–Mientras te recuperas de la lesión y decidís qué hacer con el retiro, ¿pensaste si te gustaría seguir involucrado con alguna faceta del fútbol?
–Uno necesita un momento de no tener el fútbol en la vida, porque fueron demasiados años, demasiada presión e intensidad. Estoy pasando por ese momento, donde veo poco fútbol, no me vuelvo loco por querer estar bien, por querer ponerme bien para jugar, pero a la vez sé que en algún momento me va a volver a picar este bichito de involucrarme, de ser parte… no me veo como entrenador, pero sí como formador del área de los juveniles o de organización, eso sí me gusta.
–Mencionas lo de la formación y es inevitable no pensar que el fútbol mutó en su forma de juego y entrenar. Pablo Aimar ha hablado en alguna oportunidad de esa pérdida del placer de jugar por jugar y los riesgos dentro de una cancha…
–Coincido con él. Justamente tuvimos una charla con el grupo de amigos de la 83, los chicos con los que hice las inferiores, y hablamos un poco de eso. En la última fecha tuvimos muchos partidos y pocos goles, pocos caños, pocos sombreritos. A veces la evolución va para un lado donde los más sentimentales con el juego, como en mi caso que me encanta ver lujos o que alguien tire un caño, una rabona o se la pique el arquero, cada vez disfrutamos menos. Esa vez que Pablo habló y contó su parecer sobre esta clase de jugadas o de momentos que tiene el fútbol, también hizo hincapié en que se están perdiendo los campitos, el potrero, se está yendo mucho a lo metódico y ahí yo coincido mucho con él, porque hoy en día es difícil ver un partido de fútbol en una plaza, en una cancha, en una canchita de barrio. Los chicos solo van a jugar cuando tienen entrenamiento y ahí si me pongo melancólico y digo, cómo puede ser, yo estaba desde las dos de la tarde a las diez de la noche jugando a la pelota. Ha cambiado todo, extrañamos mucho todo eso, a los que nos gusta el buen fútbol, pero siempre queda alguno y creo que a estos que quedan hay que exprimirlos de la buena manera, dejarlos ser libres, decirles si querés tirar un caño, tiralo, si querés gambetear, gambetea.
–¿Cómo surgió la idea del programa de entrevistas?
–Cuando vengo a Río Cuarto, Lean, el manager de Kapanga, me dice te voy a presentar al dueño de Elvis (local de espectáculos musicales en Córdoba). Conectamos, empecé a ir a algunos shows, me mudé y vivo cerca de la casa de él. Hicimos una linda relación familiar y en un asado le dije: no te estás dando cuenta que vienen las bandas más importantes de Argentina, tocan y se van y queda sólo en el show. Tenemos que hacer algo más. Al principio pensamos que podíamos hacer una radio y después como estaba muy de moda el tema del streaming, nos largamos por ese lado de las entrevistas y como siempre digo, a veces el jugador se cansa que siempre le pregunten de fútbol, entonces pensé lo mismo con el músico. A veces se cansa que le pregunten siempre del nuevo disco, de esto, lo otro, y dijimos vamos a mezclar las pasiones de los argentinos: la música y el fútbol.
–Tu faceta de entrevistador sorprendió a más de uno…
–Al principio me costó un poco, siempre fui medio alejado de las entrevistas en la etapa de jugador, pero me gustan porque las preguntas que hago obviamente no tienen ninguna maldad, ni ninguna búsqueda de nada, solamente quiero que el invitado se sienta cómodo, que se abra, que hable de su vida y lo disfrute.
–Asombroso lo de Aimar hablando de música…
–Estamos muy contentos con esa entrevista. Primero porque no siempre se puede hacer una entrevista a una personalidad tan grande y segundo, hablamos de algo que creo que nadie se imaginó que él se podía abrir tanto y hablar con tanta pasión. Ni nosotros sabíamos su verdadera pasión por la música y la verdad que me encanta que haya salido así y nos cuente que al hijo le puso el nombre que le puso por la música.
–¿Vas a hacer partido despedida?
–No sé si partido despedida, pero me gustaría estar bien y jugar algún partido en donde sea, estando bien y poder despedirme de la cancha y de la pelota como me gustaría, eso es lo importante y estar bien físicamente para el futuro.