En diálogo con Canal E, el economista Héctor Torres analizó la posición de Argentina frente al Fondo Monetario Internacional (FMI) en su primera revisión del nuevo programa, marcando luces verdes en lo fiscal y señales de alerta en el frente externo.
Un giro fiscal que sorprendió al FMI
“El esfuerzo que ha hecho este gobierno y el resultado que ha tenido en materia fiscal es algo bastante inesperado, tanto por nosotros como por el FMI”, señaló el entrevistado, quien representó a Argentina ante el organismo financiero internacional. Según su mirada, el país mostrará una performance fiscal sólida, que incluso sobrecumple las metas en esa área.
Torres considera probable que Argentina pida un waiver (dispensa) por incumplimientos en otras áreas, y anticipa que “va a conseguirlo, pero no es bueno comenzar pidiendo una dispensa en la primera revisión del programa”.
Reservas: el punto más flojo
En contraste con los logros fiscales, la acumulación de reservas sigue siendo un tema delicado. “La materia en la que le pondría un tres es en política de acumulación de reservas. Para mí, alquilar reservas no es lo mismo que tenerlas”, afirmó el experto.
Argentina enfrenta dificultades para atraer inversiones y lograr el ingreso sostenido de divisas. “Nosotros tenemos exportaciones que no han crecido, en realidad han caído, y las importaciones aumentan. Evidentemente ahí hay una luz, llamémosla amarilla”, alertó.
El tipo de cambio como estrategia política
Para Torres, la política cambiaria también genera tensiones. Criticó la decisión oficial de no intervenir en el mercado cambiario y de mantener el dólar artificialmente bajo: “El gobierno no quiere comprar dólares dentro de la banda porque quiere mantener un tipo de cambio muy apreciado”, explicó. Según él, esta estrategia busca frenar la inflación a corto plazo, posiblemente con fines electorales, pero a costa de comprometer otras variables clave.
¿Y la cuestión social?
Consultado por las preocupaciones del FMI sobre el impacto social del ajuste, Torres reconoció avances limitados: “Ha bajado la tasa de pobreza porque bajando la inflación es una de las primeras cosas que hay que hacer para bajar la pobreza”, pero advirtió que la creación de empleo formal aún no despega.
En su visión, el FMI mantendrá paciencia ante la transición, pero observará de cerca los efectos sociales del plan de ajuste. “Es una transición entre una situación macroeconómicamente desastrosa y una que se va arreglando”, sintetizó.
Un cambio de paradigma en la política fiscal
El exfuncionario fue contundente al destacar el viraje del gobierno respecto a las cuentas públicas: “Pasamos de un país que despreciaba el equilibrio fiscal a uno que toma conciencia de que no hay soberanía sin equilibrio fiscal”, dijo.
Este giro, afirma, podría estar en riesgo si el Ejecutivo se obsesiona con bajar la inflación sin atender la debilidad externa: “Me dolería que ese cambio se ponga en duda por una obsesión por no mejorar las reservas”, sostuvo.
Sustentabilidad política y mirada externa
Finalmente, Torres remarcó que el FMI no se enfocará en figuras políticas puntuales, sino en la capacidad del país de sostener sus reformas: “Lo que le importa al FMI es que el apoyo político de estas reformas se consolide para darles sustentabilidad en el tiempo”, explicó.
La percepción internacional, advierte, está condicionada por la historia cíclica de Argentina: “Todo el mundo quiere que baje la inflación, pero no a cualquier costo. Y lo que se necesita es continuidad, no volantazos”.