En Argentina el 91% de los chicos de 4 años asisten al jardín de infantes, según los últimos datos oficiales. Hace diez años, asistía el 83%: desde 2014 se sumaron 100.000 alumnos. El incremento de la cobertura se vio acompañado de una reducción de las brechas de asistencia por nivel socioeconómico y por provincia. Estos avances forman parte del balance de 10 años de obligatoriedad de la sala de 4, establecida por ley en 2014.
Las leyes, las políticas y la inversión nacional y provincial fueron fundamentales para aumentar la cobertura del jardín de infantes en la última década, sobre todo en las salas de 4 y 3 años (la de 5 ya estaba casi universalizada). Sin embargo, la demografía también tuvo un papel clave. La caída de la tasa de natalidad, sobre todo a partir de 2016, implicó un descenso en la demanda de vacantes.
Mientras que en 2014 hubo 777 mil nacimientos, en 2022 se registraron 495 mil: un 36% menos. En los últimos 10 años, la cantidad de chicos en sala de 5 disminuyó un 8%, pero la tasa de asistencia –el porcentaje de niños de esa edad que están escolarizados– se mantuvo estable en el 98% (o sea que hay un 2% que aún no asiste).
La caída de los nacimientos en Argentina implica que en 2026 el sistema educativo podría ofrecer vacantes para todos los niños de 3, 4 y 5 años, sin necesidad de aumentar la inversión, sino apenas manteniendo la misma cantidad de vacantes que en 2023, estima el informe 10 años de la obligatoriedad de la sala de 4 en Argentina, publicado esta semana por Unicef. Para lograr esa meta, es necesario un trabajo de análisis para “reestructurar” y “relocalizar” la oferta educativa, y así asignar los recursos y los cargos docentes a las salas y jardines donde sean necesarios. Varias provincias ya están haciendo esos movimientos de “reorganización”.
El informe de Unicef, enfocado en los avances y desafíos en la cobertura del nivel inicial, fue elaborado por Leandro Bottinelli, coordinado por Yamila Sánchez y dirigido por Cora Steinberg. Los autores lo presentaron, junto con un grupo de especialistas y de funcionarios de nivel inicial de la Nación y las provincias, en una jornada coorganizada con el BID que abarcó temas como las políticas provinciales de expansión de la cobertura, la cuestión de la calidad educativa en la primera infancia y la articulación entre servicios de educación y espacios de cuidado.
“El documento presenta una estimación alentadora: señala que, según las proyecciones de natalidad, con solo mantener el volumen global de 1,56 millones de vacantes del jardín de infantes de 2023 bastaría para poder ofrecer una vacante a cada uno de los niños que tendrán 3, 4 o 5 años en 2026″, afirmó Cora Steinberg, especialista de Educación de Unicef Argentina.
“En el actual contexto, se requiere estudiar y diagnosticar con precisión las necesidades de reestructuración o relocalización de los recursos disponibles y acercar la oferta a aquellos territorios y grupos sociales en los que aún se registran déficits en la asistencia al jardín de infantes, para que ningún niño quede atrás”, dijo Steinberg a Infobae.
La especialista de Unicef enfatizó la necesidad de una mirada integral sobre la primera infancia: “El avance progresivo de los sistemas de información nominalizados posibilitará a las áreas de planificación tener mejor información para esta tarea. Invertir en estos procesos de planificación en articulación con los otros sectores de gobierno, como Desarrollo Social y Salud –que atienden a niñas y niños pequeños en distintos servicios y espacios de cuidado–, es clave para garantizar el derecho al desarrollo integral de las infancias”.
10 años de sala de 4 obligatoria
¿Cuál es el saldo de 10 años de obligatoriedad de la sala de 4? Los datos muestran que la sanción de la Ley Nº 27.045 favoreció un aumento de la matrícula, aunque la tasa de asistencia ya superaba el 80%. La normativa nacional, que obligó al Estado a ampliar la oferta, permitió avanzar con la inclusión del “núcleo duro” de estudiantes que seguían fuera del sistema, según explicó Leandro Bottinelli al presentar el documento.
“La sanción de normativas redunda en la incorporación de los sectores más relegados o difíciles de alcanzar como, por ejemplo, la población rural o de menores ingresos”, indica el informe de Unicef. Además de la ley nacional, 16 provincias tienen sus propias normas referidas a las salas de nivel inicial, algunas previas y otras posteriores a 2014.
La Ley Nº 27.045 también estableció que las provincias debían garantizar la universalización de la sala de 3, es decir, que haya acceso para toda la población que lo demande. El punto de partida, en este caso, era mucho más bajo: la cobertura pasó de 38% en 2014 a 53% en 2023; el incremento se aceleró con la caída de los nacimientos. A nivel nacional, todavía la mitad de los chicos de 3 años no asisten al jardín.
Más allá del llamado “bono demográfico”, la inversión estatal en infraestructura y en cargos docentes fue crucial para impulsar el crecimiento. “El incremento en los niveles de asistencia en sala de 3 y de 4 fue traccionado por la expansión de la oferta educativa y el fortalecimiento de los equipos docentes de los jardines de infantes”, explica el informe de Unicef.
Ese financiamiento corrió por cuenta de cada provincia pero también de la Nación, por medio del programa de fortalecimiento edilicio de jardines de infantes, que tuvo una ejecución dispar en los últimos años. En 2024, los fondos para este programa se recortaron en un 55% con respecto a 2023, según mostró un informe del Observatorio de Argentinos por la Educación.
Ahora, el turno de sala de 3
Mientras tanto, varias jurisdicciones avanzan con sus propias iniciativas para expandir la sala de 3. En CABA informaron que la cobertura en esa sala ya alcanza el 94,2%. En provincia de Buenos Aires, el gobierno de Axel Kicillof presentó un proyecto de ley para establecer la obligatoriedad de la sala de 3. El proyecto, que ingresó en noviembre a la Cámara de Senadores de la Legislatura bonaerense, define un plazo de cinco años para garantizar la cobertura total en las salas de 3, 4 y 5 años en la provincia.
“Aspiramos a que se pueda aprobar lo antes posible”, dijo Pablo Urquiza, subsecretario de Educación de la provincia, a Infobae. “Ya se recolectaron más de 100.000 firmas en respaldo a la iniciativa, en plataformas y en las puertas de los jardines. El Consejo General de Cultura y Educación apoyó el proyecto en una resolución aprobada por unanimidad”, agregó Urquiza, y mencionó que esperan contar con el acompañamiento de la oposición, dado que legisladores de otros partidos ya habían presentado iniciativas similares.
La provincia hoy tiene 83,7% de cobertura en sala de 3. Pero en varias zonas del territorio bonaerense ya hay inclusión plena: de los 135 distritos en que se divide la provincia, solo falta acceso en 35, indicó Urquiza: “Son, sobre todo, localidades del conurbano, en particular algunas que (a contramano de la tendencia nacional) tuvieron un crecimiento demográfico importante en los últimos años, como Moreno o General Rodríguez”.
Los gobiernos de Córdoba, Mendoza y San Luis, entre otros, también anunciaron su compromiso de “universalizar” la sala de 3. En tanto, en Entre Ríos se discute un proyecto de ley que podría consagrar la obligatoriedad de sala de 4 y la universalización de sala de 3. A nivel nacional, en 2016 el entonces presidente Mauricio Macri había enviado al Congreso un proyecto de ley para hacer obligatoria la sala de 3, pero la iniciativa no prosperó.
La calidad, un punto clave
Distintas investigaciones muestran que la asistencia al jardín de infantes puede tener un impacto de largo plazo en los aprendizajes de los estudiantes. “Hoy está ampliamente demostrado que la incorporación temprana al nivel inicial posibilita una mejoría sustantiva en las trayectorias educativas de los estudiantes. Es una oportunidad irrepetible para niñas y niños, dado que es el único nivel del sistema educativo que no puede cursarse si no se tiene la edad estipulada”, comentó Ana Malajovich, profesora e investigadora de la UBA especialista en didáctica del nivel inicial.
La calidad de la propuesta pedagógica es clave para que ese impacto se verifique, según sugiere el reporte “¿Qué factores influyen en los resultados académicos de los estudiantes?”, elaborado por la Subsecretaría de Información y Evaluación Educativa.
A partir de los datos de la prueba Aprender 2023 de 6° grado primaria, el estudio concluye que la asistencia al nivel inicial tiene un efecto positivo en los resultados académicos de Lengua y Matemática de los alumnos de nivel socioeconómico medio y alto, pero no impacta tanto en los alumnos de sectores bajos. En otras palabras, la asistencia al jardín “es una condición necesaria aunque no suficiente si no se abordan condiciones de la oferta que afectan a los niños en contextos desfavorecidos”, indica el informe.
Verona Batiuk, especialista en educación infantil de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), también pone el foco sobre la cuestión de la calidad. “En un estudio realizado en jardines en cinco provincias identificamos un bajo nivel de interacción educativa de docentes con niños, selección de contenidos poco relevantes y pertinentes, una proporción marginal de actividades de lectura de cuentos y de propuestas de juego y deficiencias en la gestión del tiempo, materiales y espacios”, explicó Batiuk a Infobae.
¿Cómo mejorar estas experiencias educativas? Batiuk aportó algunas pistas: “Con políticas de formación docente continua centradas en temas prioritarios como juego y alfabetización temprana, junto con orientaciones de uso de recursos en las instituciones (juegos, juguetes y libros adecuados) se puede favorecer ampliamente la calidad de los servicios”.
Avances y desafíos pendientes
A diferencia de lo que sucede en otros niveles del sistema educativo, en el jardín de infantes el balance de los últimos 10 años arroja un saldo positivo.
“La modificación de la ley para establecer la obligatoriedad de la sala de 4 años y, fundamentalmente, el enorme esfuerzo económico que realizó la Nación para acompañar a las diferentes provincias en la expansión del nivel inicial, a través de la creación de jardines de infantes y de la provisión de equipamiento como ludotecas y bibliotecas institucionales y personales de cada alumno, representó en estos 10 años un avance importantísimo en la incorporación de niñas y niños al nivel”, dijo Ana Malajovich a Infobae.
“Argentina es un ejemplo destacado en la región por su compromiso con la educación inicial. Desde que el país estableció la obligatoriedad de la educación inicial para niños de 4 y 5 años, los resultados son alentadores”, aseguró Mercedes Mayol Lassalle, presidenta de la Organización Mundial para la Educación Preescolar (OMEP) a nivel global.
Entre los desafíos para los próximos años, Mayol Lasalle mencionó la ampliación de la cobertura en sala de 3 (“especialmente en áreas rurales y comunidades marginadas”), el fortalecimiento de la calidad educativa, la inversión en infraestructura y materiales para mejorar los espacios, la ampliación de la jornada en jardines con alta demanda y la adecuación de los diseños curriculares, que varias jurisdicciones renovaron en los últimos años.
La especialista resaltó la necesidad de mantener e incrementar el esfuerzo presupuestario, que recae sobre todo en las provincias, pero también de hacer una planificación estratégica en este escenario de caída de la natalidad. “La combinación de una menor presión demográfica, la ampliación de recursos ya disponibles y un marco normativo sólido permiten proyectar un futuro en el que todos los niños y niñas de Argentina, independientemente de su origen, puedan acceder a una educación inicial que garantice su desarrollo integral y el ejercicio pleno de sus derechos”, sostuvo Mayol Lasalle.
En tiempos de auge de la desregulación, los expertos subrayan que el primer “obligado” por las normas es el Estado. “La idea de lo obligatorio se asocia, en el sentido común, a lo forzado o compulsivo. Sin embargo, la obligatoriedad del nivel inicial tiene un sentido diferente. No habla de la obligación de las familias de llevar a sus hijos al jardín sino del compromiso del Estado de garantizar esa posibilidad. En la idea de obligatoriedad se reúnen dos cosas aparentemente opuestas: obligación y derecho. Es lo mismo que sucede con el sufragio obligatorio o con las vacunas: son, al mismo tiempo, derechos y obligaciones”, planteó Daniel Brailovsky, profesor e investigador de la UNIPE y del profesorado “Sara Eccleston”.
Brailovsky enfatizó: “El jardín obligatorio no consiste en forzar a las familias a escolarizar a sus hijos menores, sino en promover una política de justicia social. Se sabe que los niños de clase alta asisten más al jardín que los de clase baja. En las salas obligatorias, sin embargo, esa brecha disminuye significativamente. La obligatoriedad ayuda a garantizar ese derecho”.