Durante muchos años, los argentinos viajaron a la Semana del Diseño de Milán, el evento más importante del rubro a nivel mundial, meramente como admiradores y espectadores. Para empaparse de las tendencias y la vanguardia, para reportar al público local qué sucedía, para dejarse inspirar para sus próximas creaciones. Pero este año el panorama cambió: de la mano de un equipo que aunó esfuerzos tanto particulares como estatales, dos diseñadores argentinos llegaron a exponer su propio arte. Se trata de Santiago Carot y Magdalena Sánchez de Bustamante, quienes desplegaron sus propuestas en el marco de Fuorisalone, el conjunto de los eventos que orbitan alrededor de la feria. Lo hicieron en el espacio de Mosca Partners, “Design Variations 2024”.
La organización de la exposición
El detrás de escena involucra a diversos perfiles. En un inicio, las argentinas Verónica Camaroni y María Landini se conocieron trabajando en una agencia consultora en Milán, y enseguida coincidieron en la imperiosa necesidad de traer diseñadores locales a la Semana del Diseño. De ese interés nació Unión.e, una consultora que sumó a sus huestes a la interiorista Roxana Punta Álvarez y al diseñador José Luis Zacarías Otiñano, curadores del proyecto. Y por recomendación de Punta Álvarez decidieron convocar a la revista D&D. “Las similitudes entre ambas empresas y el amor por el diseño hicieron que todo fluyera de manera muy natural”, relata Virginia Braun, directora editorial de la publicación, especializada en arquitectura y decoración.
Además, se sumó un incentivo oficial no menor: mediante la directora de Cooperación Cultural de Cultura Ciudad, María Victoria Alcaraz, se puso al equipo en contacto con Alejandra Pecoraro, directora de Asuntos Culturales, lo cual otorgó el buen visto y apoyo de Cancillería Argentina, el Consulado Argentino en Milán y además el concepto de Marca País.
Sobre cómo fueron elegidos, Braun detalla que sería muy difícil acompañar a diseñadores sin sentir admiración por su trabajo. “La curaduría tiene que ver con eso, con la confianza que tenemos en ellos. La selección fue realizada con todo el equipo durante muchos meses de trabajo”, apunta, agregando que fue el primer paso para posicionar la creatividad argentina en Milán y que espera que el próximo año puedan ser más.
Reinterpretar un clásico
Para Santiago Carot, lo primero que se le vino a la mente cuando recibió la invitación fueron todos los años en los que visitó la feria como simple asistente. “Asimilar que podría hacerlo como expositor es concretamente vivir un sueño”, se emociona. Y para estar a la altura de tal ilusión, decidió presentar una estación de café, evidencia del actual crecimiento local del consumo de este producto. Además, desde hace algunos años Carot, su marca de carpinterías, ha incorporado estas estaciones en sus propuestas de cocinas y vestidores. “Más allá de su función práctica, buscamos que se convierta en un ícono, con una gran carga estética, simbólica y máxima calidad en su materialización”, describe.
Inspirada en la cafetera Moka de Bialetti, la unión entre estilo argentino y tradición italiana fue muy aplaudida. “La aceptación fue brutal. Me intrigaba ver la conexión que generaba, y la sonrisa de los visitantes fue el común denominador. ¡Se sacaban fotos y se las mandaban a sus madres o abuelas!”, comenta entusiasmado Carot.
Entre otros rasgos, su perfil fue elegido por su enfoque en la sensibilidad y la obsesión por la calidad. Según relatan los curadores, la marca dedica mucho tiempo para entender las necesidades de sus clientes y guiarlos hacia la solución ideal. Así, no solo crea espacios y muebles visualmente impactantes, sino también prácticos.
Entre sus próximos proyectos se encuentra el Museo CAROT, un espacio en el que los protagonistas serán sus cocinas y vestidores, pero rodeados de concepto. “Desde siempre he sido un apasionado por el arte, y además creo que mis productos, por la atención al detalle y la pasión con la que se diseñan y construyen, pueden considerarse como obras de arte en sí mismas”, describe.
Desde la Puna
La propuesta de Magdalena Sánchez de Bustamante nació hace 20 años en el norte argentino: Ilari Puna combina el desarrollo rural con identidad cultural y una mirada empresarial. “Siempre fui al rescate y la revalorización del tejido ancestral, así como de que las mujeres puedan continuar con ese saber y no perderlo”, relata esta antropóloga y diseñadora textil de larga trayectoria.
Bajo esa premisa, su intención fue crear un sistema sostenible que articule a los productores de camélidos y ovejas, así como a artesanas de los pueblos originarios, con mercados conscientes. Se inspira en el encuentro entre la demanda dinámica contemporánea global y la producción tradicional sostenible hecha a mano proveniente de las culturas andinas.
Para Sánchez de Bustamante, poder llevar esta propuesta a Milán es muy valioso en un momento de tanta industrialización y consumo. Su muestra, titulada “Willka Hilos Sagrados”, presentó alfombras, mantas, ponchos y almohadones de identidad 100% andina, artesanales y sin procesos químicos, pero a la vez creados con diseños contemporáneos y livianos, aptos para un cliente occidental y urbano. “Se hizo un estudio para lograr fusionar esos dos mundos y lograr un producto vendible”, relata su creadora, que asegura que encontró compradores sensibles a las características diferenciales y únicas de cada producto.
Esta no es la primera vez que pisa el mercado europeo; anteriormente estuvo en Francia e Inglaterra (también al otro lado del océano, en Estados Unidos). En todos los casos, la recepción fue más que positiva. Haber llegado a Italia y a la Semana del Diseño, sin embargo, tiene un gusto especial. A pesar del esfuerzo y la inversión que implica, este evento mundial representa una proyección invaluable, y ya se encuentra pensando cómo mantener la presencia el próximo año. Por lo pronto, en Argentina también extendió su influencia: en mayo abrirá su primer local en Buenos Aires, en el complejo La Aldea, en Pilar, al tiempo que proyecta una muestra de diseño tipo pop up hacia junio en Palermo.
Lo mejor del diseño mundial se dio cita en Milán del 16 al 21 de abril pasado, y dos referentes argentinos dijeron presente. El talento local no conoce de fronteras, y el público internacional lo recibe con interés y brazos abiertos. Puede ser la primera de muchas proyecciones exitosas.
Otros destacados de la Feria
Adrenalínica. Así definen muchos a esta última Semana del Diseño de Milán, la número 62. Es que hubo expositores y eventos por toda la ciudad, incluyendo el Salone del Mobile, decenas de muestras, instalaciones a cielo abierto, charlas, EuroCucina (sobre cocinas y baños), y Fuorisalone, con profesionales de todo el mundo.
Según el arquitecto y decorador Javier Iturrioz, que asistió junto a su socio Leopoldo Montes, algunos de los puntos más inspiradores fueron una capilla del antiguo seminario arzobispal que fue transformada en bar; L’Appartamento por Artemest, una mansión del 1900 que fue reinterpretada por un sexteto de estudios de interiorismo. También destacó el anticipo de la colección de la marca Fornasetti; la presentación de la colección de Hermès y su inspiración; las luminarias venecianas que presentaron Barovier & Toso y los asientos modulares de Minotti, por solo nombrar algunos ejemplos. Además, marcó la belleza y encanto chic de ver artesanos realizar piezas a mano en la misma feria, apreciando la irregularidad humana “en un mundo donde todo se fabrica en serie”.
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