En medio de la crisis de la siderurgia en el país, Sidersa puso en marcha el plan más ambicioso de inversión para producir acero con altos niveles de eficiencia y de cuidados medioambientales, con el objetivo de competirle incluso a las empresas chinas, temidas por el apalancamiento del Estado del gigante asiático. Hubo un paso clave: la activación de beneficios fiscales a través de incentivos nacionales, provinciales y locales. Pero también espera de señales más concretas de parte del Gobierno que potenciarían el proyecto de generación de valor agregado local, empleo y exportaciones.
El CEO de la compañía, Hernán Spoto, admitió que la decisión de enterrar USD 300 millones para la planta siderúrgica “más moderna y sustentable del mundo” acarreó un “riesgo empresario, como también el riesgo de la Argentina”, y admitió que, si tomaran “decisiones de inversiones de acuerdo a un gobierno o un ministro de Economía, no se podría”. “Estas son inversiones de décadas. De acá a dos años y medio el país va a seguir creciendo, se tiene que seguir industrializando y vamos a estar produciendo algo que el mundo va a querer y pocos van a poder dar, que es acero verde”, sostuvo.
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La empresa, de capital 100% nacional y con presencia en el mercado de hace casi 70 años, consiguió la aprobación del primer RIGI para la industria, acompañado financiamiento dos organismos multilaterales de crédito, como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Mundial (BM). La apuesta es superar las condiciones del contexto nacional, en la actualidad empujado hacia abajo por la caída del mercado interno y de la demanda productiva en gran parte de la actividad industrial.
Crisis de la siderurgia: una apuesta al acero verde
“Para el 2035, Europa tiene como objetivo que todo el acero que reciba tiene que ser acero verde. El promedio mundial de CO2 por tonelada es de 10.000. La Argentina está hoy bastante por arriba de ese número. Pero nosotros vamos a estar en 370 CO2 por tonelada, lo que quiere decir que vamos a ser tres veces más amigables con el medio ambiente que el promedio mundial”, definió Spoto.
De esta manera, Sidersa puso como plan de desarrollo ser abastecedor del mercado local, aunque su sostenibilidad estará en Europa, principalmente. Sucede que no sólo reducirá impacto ambiental por el uso de energía renovable, sino que logrará achicar costos. “El segundo insumo más importante en cuestión de costos, después de la chatarra, es la energía. Como se utilizará menos energía, seremos más eficientes en costos y seremos más verdes”, sostuvo.
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Por sus características técnicas y altos estándares de calidad, se espera que la planta sea única en América Latina. La tecnología de última generación MIDA QLP-DUE minimill, provista por la compañía italiana Danieli, “permitirá una construcción más rápida, mayor productividad y un tercio menos de emisiones de dióxido de carbono que las tecnologías convencionales”. La planta, que utilizará tecnología de reciclado de chatarra e integración de producción, se convertirá en la más eficiente y sustentable del mundo, señalaron desde la empresa.
La UOM se sumó al “sueño industrializador”
“Estamos en un contexto en donde las malas noticias abundan todos los días. Así que vi luz y una buena noticia y decidí ingresar”, bromeó el secretario general de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), Abel Furlán, al participar del anuncio de inversión. Alejado de los conflictos que se desatan en momentos de negociaciones salariales, el líder sindical festejó tener “una agenda común para pensar y aportarle valor agregado a los insumos que dispone la Argentina”.
Crítico de la gestión del presidente Javier Milei, Furlán se lamentó que “la Argentina le esté dando la espalda” al proceso de reindustrialización que están realizando los países centrales, al denunciar que en el país se está “abriendo de manera casi ingenua la economía, permitiendo que insumos y trabajos de otras latitudes ingresen a nuestro país, echando por tierra a todo el entramado pyme y productivo”.
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“Están realizando una apuesta muy riesgosa por el contexto en que lo hacen, porque inversiones se hacen en todo el mundo, pero con la certeza de que la cosa va a funcionar. Ustedes están tomando una decisión en un contexto que no es del todo favorable, que tiene mucha incertidumbre. Con lo cual es mucho más loable, porque lo transmiten con mucha pasión y con sueño de implementar un modelo de desarrollo. Nosotros tenemos ese mismo sueño”, aseguró Furlán.
La chatarra, libre de exportación, es el insumo clave
Uno de los puntos que el sector espera es la reinstalación de la prohibición de exportar chatarra, insumo clave para las fábricas que pretenden reciclar en altos niveles de producción. De hecho, la nueva planta de Sidersa, que se construirá en el complejo industrial que la empresa tiene en la localidad bonaerense de San Nicolás, contará con una tecnología “de última generación” que necesitará los desperdicios ferrosos que, desde la liberación impulsada por el ministro de Desregulación del Estado, Federico Sturzenegger, están posibilitados de consumirse en cualquier parte del mundo.
Si bien la chatarra es escasa por definición, los dueños de Sidersa afirmaron que, “luego de hacer estudios, se concluyó que la generación local es suficiente para los players que hoy están operando” y para cuando la empresa se sume como demandante. Y si bien descartaron que la liberación impulsada por el Gobierno ponga en riesgo el negocio, admitieron que “sería mejor” que se cuide ese insumo para la producción nacional.
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“Los excedentes que ofrecen y los demandantes que consumen chatarra en el mundo están en el hemisferio norte. Por eso, a pesar de que se abrió la chatarra, se trata de un commoditie que se acomoda al precio internacional del acero y el flete pesa muchísimo. Por lo tanto, la amenaza de exportación es bastante chica. Aunque sí es una preocupación y sí sería mejor que la autorización de exportación no existiera, pero no es problema insalvable para el proyecto”, sostuvo Spoto.
Sidersa +, la inversión clave en Buenos Aires
La nueva planta siderúrgica, que se construirá en San Nicolás, Provincia de Buenos Aires, generará más de 300 puestos de trabajo directos y 3.500 indirectos. Durante la etapa de construcción, se crearán cerca de 1.000 empleos. La planta tiene como objetivo abastecer el mercado con insumos esenciales como acero de construcción y alambrón (360.000 toneladas anuales), que son indispensables para la industria nacional.
La construcción de esta siderurgia integrada desde cero en Argentina es la primera en más de 50 años. El proyecto permitirá sustituir importaciones anuales y fortalecerá el impacto positivo en la balanza comercial. También se espera que reactive carreras universitarias y terciarias relacionadas con el sector en la comunidad local. Se estima que la planta comenzará a operar en el primer semestre de 2028.
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Sidersa es una empresa familiar y profesional de capitales 100% argentinos con casi 70 años de actividad en el país. Cuenta con un equipo de 650 personas que trabajan directamente en la compañía. Además de su complejo industrial en San Nicolás, Sidersa tiene una planta en Justo Daract, un centro logístico en Hurlingham y oficinas comerciales en Buenos Aires y Rosario. La compañía también contribuye a la generación de energía solar a través de su parque en la localidad de Ullum (Provincia de San Juan), que produce siete veces más energía eléctrica de la que consume la empresa.