lunes, 21 julio, 2025

Un show obsceno con heridos en todos los frentes

Los cierres de listas han sido, por lo general, el punto final para las peleas internas y de partida para la disputa con los rivales externos. Ahora, casi nada de eso ocurrió con este trámite para las decisivas elecciones bonaerenses.

Los fines de ciclos políticos extensos y los comienzos precarios de era nunca son armónicos. Por eso, ni siquiera ha habido este fin de semana un cierre definitivo de candidaturas en tiempo y forma.

El oficialismo perokircrchnerista corrió los plazos hasta hoy, después de dos sugestivas interrupciones del servicio eléctrico luz, que hicieron posible que los serios cortocircuitos entre kcillofistas y cristicamporistas no terminaran por hacer estallar el sistema partidario.

Si bien la descomposición abierta y la reunificación precaria del oficialismo provincial ofrece la imagen más deteriorada, no es el único espacio que no salió ileso de un complicado cierre de listas.

Eso obliga a evaluar las consecuencias que este proceso tumultuoso dejará de aquí hasta el 7 de septiembre cuando se habiliten las mesas de votación. Han quedado más heridos que satisfechos. Y, en algunos casos, las heridas serán de difícil cicatrización en el próximo mes y medio. Aún cuando el oficialismo libertario haya quedado algo mejor parado, también terminó con varios flancos abiertos.

Por eso, de ahora en más, parece tan importante revisar quiénes son los candidatos que figurarán en los puestos con más probabilidades de obtener una banca como quiénes son los relegados, los que se sienten maltratados y los que tienen la posibilidad de ejercer algún tipo de venganza. En todos los espacios hay afectados. Nadie se salva.

Una vez resuelta la oferta también habrá que analizar y preguntarse cómo impactará en la demanda ciudadana ese espectáculo grotesco representado tanto por el perokirchnerismo y por el espacio libertario-macrista, aunque este en mucho menor medida.

En este festival de mezquindades y puja de intereses facciosos y personales que tuvo anteanoche un cierre preliminar quedó confirmado que en buena medida la práctica política se ha vuelto un espectáculo obsceno, en el que gran parte de sus representantes se han convertido en actores de un porno decadente.

Las escalas previas a la elección bonaerense se registró una inquietante merma en la taquilla. En los siete comicios provinciales ya celebrados, un promedio de algo más de cuatro electores de cada diez habililitados para asistir a las urnas prefirieron quedarse en su casa o hacer alguna otra cosa antes que ir a elegir a sus representantes.

“El gran interrogante abierto tiene que ver con la demanda electoral, que ayer fue testigo de un espectáculo de la política para la política. Tal vez esto distancie aún más a los dirigentes de las demandas sociales y potencie el ausentismo, un verdadero drama democrático de las elecciones 2025”, afirma Shila Vilker, titular de la consultora Trespuntozero.

Cuando termine la agria pelea por los lugares en las listas, el oficialismo bonaerense debería pensar seriamente en eso. Tan esperpéntica ha sido la actuación perokirchnerista que ayer por la tarde seguían las discusiones que no pudieron resolverse ni aún con el tiempo extra que le otorgaron los sospechosos cortes de luz.

La extraña contingencia, además, le dejó servida el argumento al Presidente para arremeter tanto contra el “monstruo” que “no dimensionamos” que es, a su juicio, el kirchnerismo, como contra “los imbéciles que acusan de violentar a la República porque los modales no son de su agrado”. Un plato más de obscenidades para la nueva mesa dominical, en la que el espacio libertario parece ser el que más disfruta.

“La conclusión es que ha sido todo un enchastre”, fue la amarga admisión de una de las personas más cercanas a Axel Kicillof, cuando todavía seguían abiertas discusiones por candidaturas secundarias con alguna probabilidad de ingresar en la legislatura y en los consejos deliberantes.

Es lo que un estrecho colaborador de Cristina y Máximo Kirchner llamó la discusión por “la zona picante”, luego de culpar a Kicillof por las dificultades para concretar los acuerdos superestructurales alcanzados y acusarlo de no controlar algunos de sus ministros y de los intendentes que lo tienen por referente.

La acusación había enardecido a los integrantes de la mesa chica del gobernador y complicado aún más las discusiones. Otra expresión del debilitamiento de la otrora voz ordenadora de Cristina Kirchner.

“Lo que estuvo pasando es la demostración más cabal de que nadie es dueño único de la lapicera con la que es escriben las candidaturas, especialmente en el kirchnerismo”, sostiene el politólogo Luis Tonelli, en directa referencia a la pérdida de poder performático del dedo de Cristina Kirchner, aunque todavía ella mantenga capacidad de veto e influencia, que no es lo mismo ni opera igual.

Los principales lugares distribuidos en las listas de las secciones más populosas y simbólicas muestran que ella y su hijo Máximo no pudieron imponer a algunos de sus dirigentes más destacados y más indigeribles para los kicillofistas, como la intendenta quilmeña Mayra Mendoza, que integra la conducción de La Cámpora, aunque sí pusieron en el segundo escalón a varios de sus fieles más probados.

También es un hecho innegable que quienes encabezan las postulaciones a diputados de las decisivas secciones primera (Gabriel Katopodis) y tercera (Verónica Magario) son dos figuras más que aceptables para el votante duro del kirchnerismo de esos territorios, así como que a ambos nunca se los ha escuchado ni visto en los coros más anticristinistas. Aún cuando el ministro de infraestructura haya protagonizado una durísima discusión con el heredero biológico-político de la expresidenta y exvicepresidenta condenada.

Kicillof y MagarioIgnacio Amiconi

En ese escenario Sergio Massa pareció estar muy cómodo. Se ocupó de minimizar la magnitud de las diferencias que las otras dos partes no ocultaban, mientras actuaba de gestor de buenos oficios, disimulando su condición de parte interesada para preservar espacios de su partido y como potencial primer candidato a diputado nacional en octubre.

Así logró imponer en el segundo lugar de la lista de candidatos a diputados por la primera sección electoral a su esposa, Malena Galmarini.

La vehemente candidata se enfrentará así, otra vez, a quien hace dos años la derrotó duramente en su intento por recuperar para el acervo familiar el municipio de Tigre.

El intendente Julio Zamora liderará en esa sección la lista de Somos Buenos Aires, el ecléctico espacio que busca emerger en medio de la polarización entre el perokirchnerismo de Fuerza Patria (FP) y los violeta del Frente La Libertad Avanza (FLAA).

Ese tercer espacio está integrado por peronistas cordobeses, peronistas no kirchneristas, radicales de la dupla Martín Lousteau-Emiliano Yacobitti, y (más vergonzosamente) del senador Maximiliano Abad (recluido para mejor ocasión), adherentes al exradical Facundo Manes, la Coalición Cívica de Carrió y el GEN de Margarita Stolbizer.

El variopinto combinado, que terminó de pegar sus partes sobre el cierre de listas y cuya supervivencia más allá del 7 de septiembre es una gran incónita, se vio reforzado en los últimos días por intendentes y referentes macristas de importantes ciudades del interior, que se sumaron abiertamente, como la jefa comunal de 9 de Julio, María José Gentili, y el de Junín, Pablo Petrecca. O intendentes que dejaron lugar a una alianza seccional de hecho, como el de San Nicolás, Santiago Passaglia, y de Pergamino, Javier Martínez.

Todos ellos se independizaron, descontentos con la claudicante adhesión del Pro al FLLA, llevada a cabo por Cristian Ritondo, secundado por Diego Santilli (que públicamente se ofreció a hacer los mandados mileístas que le ordenen) y por el intendente de Mar del Plata, Guillermo Montenegro. Este liderará la boleta de la quinta sección electoral, lugar para el que viene haciendo méritos tempraneros, tanto por ambiciones políticas como por presiones familiares-conyugales para dejar la ciudad atlántica.

Montenegro y Santilli, con Karina Milei

Paradójicamente, Somos Buenos Aires, con la candidatura de Zamora, podría ser funcional al FLLA, al restarle votos al peronismo en la primera sección que es hoy la más populosa de la provincial. Allí la lista libertaria será encabezada por el intendente de Tres de Febrero, Diego Valenzuela, el primer garrochista amarillo que tempranamente y sin pruritos se puso la casaca violeta.

Siguió así la huella abierta por su referente Patricia Bullrich el día después de su derrota en la primera vuelta presidencial de 2023, quien inició por cuenta y beneficio propio una rendición al espacio libertario, que dejó aún más desnudo de liderazgo y de capacidad de negociación de la que ya tenía a Mauricio Macri. Después de este turno electoral, el deceso por absorción y defección sería la causa que figuraría en el acta de defunción del Pro, después de casi medio de siglo de vida, en la que alcanzó la cima para desde ahí empezar a deslizarse hacia el fondo sin solución de continuidad, empujada por los propios y sin instinto de supervivencia colectivo.

Zabaleta, Britos, De la Torre, Zamora y Gray apostaron por el juego propio

El vacío que deja el submarino amarillo busca empezar a llenarlo la frágil alianza Somos Buenos Aires integrada por los huérfanos del liderazgo macrista, que conservan cierto poder territorial y pretenden mostrar algún resto de dignidad personal y política, en contraste con quienes se entregaron sin condiciones a Milei. Pero su sobrevida político-electoral se encuentra lejos de estar garantizada.

El ejercicio absoluto del poder de la lapicera, delegado por Javier Milei en su hermanísima Karina, acompañada por su ladero bonaerense Sebastián Pareja, alimentó la ilusión de los que buscan un lugar fuera de la polarización mileísita-kirchnerista.

La secretaría general de la Presidenciahizo uso y abuso de su condición de “jefe” libertario, con el que la designó su hermano y ella impuso sin admitir disidencias.

Los miembros de “la guardia pretoriana de Milei”, como se autodefinen las “fuerzas del cielo”, que se referencian en Santiago Caputo, fueron víctimas del dedo pulverizador de la hermanísima, quien apenas les dejó algunos lugares secundarios a los miliciano digitales. El malestar y destrato recibido no tendrá correlato en las urnas. Son fieles que no pueden imaginar siquiera un cisma.

En cambio, es probable que algunos candidatos incluidos en las listas municipales con largo recorrido en la casta política pueda tener impacto en votantes que reparan menos en la compleja construcción de poder que en el prontuario de los postulantes. Más cuando la fuerza que los impulsa prometió un nuevo mundo.

De todas maneras, quienes aspiran a quedarse con esos nuevos descontentos deberán encontrar un vector tan eficiente como fue el de la “anticasta” que enarboló Milei para sobreponerse a la antinomia kirchnerismo-antikirchernerismo y para conseguir algo mucho más difícil hoy, como es convocar a nuevos y viejos desencantados de la política, que sigue sin resolverles los problemas. Y, para peor, les ofrece espectáculos obscenos que se presentan en teatros cada vez más vacíos.

Por eso, quizá habrá que mirar más los heridos que dejó el cierre de listas, el impacto que tendrá la campaña en un electorado desmotivado y la marcha errática de la economía, que los candidatos que se les ofrecen.

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