La creciente morosidad en tarjetas de crédito y préstamos personales refleja un nuevo desajuste entre consumo, salarios e inflación en la economía argentina.
Para hablar sobre este tema, Canal E se comunicó con el economista Eduardo Coria Lahoz, quien comentó que, “el volumen de consumos financiados se multiplicó por cuatro o cinco en el último año”. Además, explicó que la expansión del crédito, sumada a opciones de pago en cuotas, disparó el uso de tarjetas y préstamos personales. “Los saldos de tarjeta pasaron de 5 billones de pesos a 20 billones”, detalló, y agregó que “los créditos otorgados por bancos saltaron de 7 a 36 billones”.
Este boom crediticio, sin embargo, empieza a mostrar señales de saturación: “Hoy lo que estamos viendo es que la morosidad comienza a aumentar”, explicó. Pese al incremento, Coria Lahoz relativizó el impacto inmediato: “No estamos hablando de porcentajes alarmantes”, dijo. Actualmente, “la incobrabilidad en tarjetas es del 2,8% y en créditos personales del 4%”. Según el economista, estos niveles son más altos que hace uno o dos años, “sencillamente porque antes no había crédito”.
El fenómeno no solo refleja el endeudamiento, sino un cambio de tendencia: “Hubo un boom de consumo en los últimos 12 a 14 meses, y ahora la economía no lo acompaña”, señaló.
El poder adquisitivo empieza a flaquear
Hasta febrero de este año, el poder de compra crecía de forma moderada. “Entre un 0,6 y 0,7% mensual”, explicó Coria Lahoz. Pero en marzo se registró la primera retracción: “No fue una gran caída, pero ya cambió la tendencia”. La evolución de los salarios frente a la inflación será clave para definir si esta caída se profundiza.
“En la medida en que los salarios crezcan por debajo de la inflación, el poder de compra se va a seguir resintiendo”, alertó.
Las prioridades de las familias: comer antes que pagar
La consecuencia directa de este escenario es clara. “Las familias van a tender a dejar de pagar sus saldos de tarjeta o sus créditos bancarios antes que dejar de comer”, sostuvo el economista. La escasez obliga a reasignar prioridades: “Compran alimentos, servicios básicos o educación, y relegan el resto”. Según Coria Lahoz, esto explica el incremento en la morosidad que se empezó a evidenciar desde abril.
Inflación desacelera, pero no se resuelve
Aunque el gobierno destaca la baja de la inflación, Coria Lahoz ofreció una lectura más precisa: “No es que baje la inflación, baja el ritmo de crecimiento de la inflación”, puntualizó.
“Estamos estimando una inflación del 28% anual, y aunque es menor al 120% del año pasado, seguimos entre los diez países con mayor inflación del mundo”, advirtió.
Posible recuperación: abril como punto de inflexión
Pese a los signos de alerta, Coria Lahoz fue cauto al observar los datos recientes: “Aparentemente la actividad productiva del mes de abril habría mejorado con respecto a marzo”, comentó. Sostuvo que sectores como la construcción y la industria muestran señales de recuperación.
“Esperemos que eso se reabra, porque lo contrario sería un cambio de tendencia bastante negativo”, concluyó.