Con el viento a favor del Premio Nobel de Literatura a la escritora surcoreana Han Kang en 2024, dos agrupaciones culturales de Corea del Sur en la Argentina -la Asociación Civil de los Coreanos en la Argentina y la Fundación Man You, presididas por Dante Choi- decidieron alquilar dos stands en el Pabellón Amarillo de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, en La Rural, en conmemoración del 60° aniversario de la inmigración coreana en la Argentina y el 80° aniversario de la liberación de Corea del Sur y Corea del Norte, en agosto de 1945.
A diferencia de años anteriores, cuando la participación del país se limitaba al stand institucional del Centro Cultural Coreano, en esta edición la Asociación Civil de Coreanos en Argentina ideó una propuesta vinculada con la literatura y el arte surcoreanos.
En el stand 1520, decorado con barriletes del artista Ari Cho, se comercializan libros de autores coreanos publicados por distintos sellos. Están todos los libros de Han Kang traducidos al español y también los del filósofo Byung Chul-han (no todos, porque en su caso haría falta un stand exclusivo). La selección incluye títulos publicados por Hwarang (a cargo de la curaduría junto con la librería La Coop), VR Editoras, Penguin Random House, Calibroscopio, Bajo la Luna, Alpha Decay y Malas Tierras, entre otras editoriales, y en el stand se programaron once actividades (hay otras ocho en salas).
En dos de ellas, el 4 de mayo, participa la escritora y traductora surcoreana casi argentina Sunme Yoon, que tradujo a Han Kang al español cuando esta era una escritora casi desconocida; en 2013, la joven autora de La vegetariana visitó la Feria porteña. De Sunme Yoon se presenta su libro Chamanas, monjes y sabios: Las religiones en Corea (Hwarang).
Entre los títulos, sobresale la novela gráfica Hierba (Reservoir Books), de la premiada ilustradora y traductora surcoreana Keum Suk Gendry-kim, que narra la historia de una “mujer de solaz”, Lee Ok-sun, una joven coreana que durante la Segunda Guerra Mundial (en la guerra del Pacífico) había sido secuestrada y prostituida por militares japoneses. A partir de entrevistas que mantuvo con la sobreviviente en un asilo, la autora narra con imágenes el devenir de su infancia en un ambiente humilde, cuando fue vendida de manera sucesiva a familias adoptivas, hasta que, durante la ocupación japonesa, fue enviada en 1942 a una base aérea en China.
Hierba se presenta este viernes, a las 19, en la Sala Alfonsina Storni, con la presencia de la autora y de la investigadora del Conicet María del Pilar Álvarez, que estudió seis años en Corea del Sur y comenzó a difundir en lengua española la historia de este siniestro y aún poco conocido crimen de guerra.
El 1° de mayo, a las 20, la artista -autora de otros títulos publicados en español, como La espera y Perros-, participará de una charla taller en el stand 1520 junto con Ari Cho y dibujantes locales del Espacio Moebius.
Una escultura incómoda para Japón
En el stand 1705, se exhibe la escultura La niña de la paz, realizada por los artistas coreanos Kim Seo-kyung y Kim Eun-sung. La niña está pintada de dorado, tiene los pies descalzos y, en gesto de resistencia, los puños cerrados; en uno de los hombros, se ha posado un pájaro. Mide 1,40 m de altura y está instalada sobre una base de granito. La chica lleva la vestimenta tradicional coreana (hanbok) que usaban las mujeres coreanas en la época de la Segunda Guerra Mundial, cuando muchas jóvenes de familias pobres fueron raptadas o “compradas” para ser tratadas como esclavas sexuales de los militares japoneses. Un texto en la base de la escultura, en coreano y en español, informa sobre la historia de las “mujeres de confort”.
La socióloga argentina María Pilar Álvarez investigó y publicó varios trabajos sobre las “mujeres de confort”, eufemismo para designar a las miles de víctimas engañadas y prostituidas por las fuerzas imperiales japonesas en Corea, Filipinas, Vietnam e Indonesia, entre otros países. Muchas fueron llevadas a las cuencas pacíficas y hasta Manchuria, en China, como esclavas sexuales. Si bien en la década de 1990, el primer ministro japonés había pedido disculpas públicas en una visita a Corea del Sur, luego, con el retorno al poder de los gobiernos conservadores en Japón, se retomó un discurso negacionista. En 1996, la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas aprobó una resolución que nombra a las víctimas de los militares japoneses como “esclavas sexuales”.
Hay estatuas de La niña de la paz en todos los países donde las fuerzas imperiales japonesas victimizaron a decenas de miles de mujeres (que a veces habían sido vendidas por vecinos o parientes). La de la Feria del Libro se inaugura este viernes, a las 18.
Junto a la escultura de la niña hay una silla vacía para que el público ocupe el lugar de acompañante de una víctima de la guerra y el patriarcado. En los paneles del stand se exhiben retratos hechos por el fotógrafo japonés Tsuyaka Yajima de mujeres coreanas llevadas por los japoneses a Manchuria, de donde no pudieron regresar jamás.
En 2014, el papa Francisco había recibido a Kim Bok-dong, una “mujer de consuelo” surcoreana. Y en 2022, el gobierno japonés había presionado al entonces presidente Alberto Fernández para que la estatua no fuera llevada al Museo de la Memoria; fiel a su estilo, el expresidente cedió y la estatua, donada por la Asociación Civil de los Coreanos en la Argentina a Abuelas de Plaza de Mayo, no se pudo exhibir.
LA NACION pudo saber que la embajada de Japón no habría recibido con beneplácito la exhibición de la estatua en la Feria del Libro, en especial, el texto informativo que acompaña la escultura, y que ya había presentado sus quejas ante la Fundación El Libro. “Es como si las autoridades alemanas se quejaran de la publicación del Diario de Ana Frank», dijo Choi a La NACION sobre la reacción de los diplomáticos japoneses.
“La cultura coreana atraviesa un momento de gran expansión global -dice el editor de Hwarang, Nicolás Braessas, a LA NACION-. El Nobel de Literatura del año pasado es reflejo del fuerte impulso que Corea del Sur viene dando a sus políticas culturales y a su proyección internacional. Ver la diversidad de libros que puede encontrarse en el stand de la Asociación era impensado hace tan solo cinco años. Realmente todo pasó muy rápido y creo que es solo el comienzo. El Nobel solo va a acelerar más este proceso. Con esta iniciativa buscamos que lo coreano deje de pensarse como un bloque uniforme. Ya sucede con el cine y la música: hay públicos específicos. Queremos que eso también ocurra con la literatura, que al pensar en Corea, se piense también en sus escritoras y escritores. Diecinueve actividades y dos autoras internacionales para un solo stand es muchísimo. Y podrían haber sido más: una poeta invitada no pudo viajar por motivos de salud. Ojalá sea el comienzo de una linda tradición en la feria».
También este viernes, las 20, Dante Choi y el director de la Feria, Ezequiel Martínez, dirán unas palabras y brindarán con el público por la presencia de Corea del Sur en el evento cultural más importante del país.
Temas
Conforme a los criterios de