India anunció una serie de medidas punitivas contra Pakistán tras un atentado en Pahalgam, en la región de Kashmir administrada por India, que dejó 26 muertos y al menos 17 heridos.
El ataque, ocurrido el martes, fue uno de los más mortales contra civiles en la región en los últimos años. La mayoría de las víctimas eran turistas hindúes indios, aunque también murió un ciudadano nepalí y un guía local musulmán.
La escena fue descrita por testigos como caótica y sangrienta, con familias huyendo en pánico. Algunos testigos afirmaron que los agresores parecían haber apuntado a no musulmanes, aunque otros relataron disparos indiscriminados.
En respuesta, el gobierno indio culpó indirectamente a Pakistán, acusándolo de apoyar el terrorismo transfronterizo, aunque Islamabad ha negado cualquier implicación y expresó condolencias por las víctimas. El Consejo de Seguridad Nacional de Pakistán se reunirá el jueves para evaluar la situación.
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Las medidas adoptadas por India incluyen el cierre del principal paso fronterizo entre ambos países, la suspensión del Tratado de Aguas del Indo de 1960, vital para el suministro hídrico de ambas naciones, y la expulsión de varios diplomáticos paquistaníes de Nueva Delhi.
Además, se revocaron algunas visas de ciudadanos pakistaníes, quienes deben abandonar el país en un plazo de dos días. Diplomáticos indios también fueron retirados de Pakistán.
El ataque fue atribuido por agencias de seguridad indias a un grupo armado llamado «Kashmir Resistance», que se adjudicó la autoría en redes sociales. Según el grupo, el atentado fue una protesta contra el asentamiento de más de 85.000 “forasteros” en la región, a los que vincularon con agencias de seguridad indias.
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Estas afirmaciones no han sido verificadas de forma independiente. La policía india calificó el hecho como un acto terrorista y ha intensificado la búsqueda de los responsables, desplegando decenas de miles de soldados y policías, realizando redadas, inspecciones vehiculares, y movilizando helicópteros.
El ministro de Defensa indio, Rajnath Singh, aseguró que la respuesta de India no solo apuntará a los autores materiales del ataque, sino también a quienes lo planearon desde las sombras.
Por su parte, el secretario de Relaciones Exteriores, Vikram Misri, afirmó que el atentado tenía «vínculos transfronterizos» con Pakistán, aunque no presentó pruebas públicas.
La comunidad internacional ha condenado el ataque, mientras que en la región se han producido cierres de comercios y protestas en señal de duelo. La tensión entre India y Pakistán, dos potencias nucleares con una larga historia de conflictos por Kashmir, vuelve a escalar peligrosamente con este nuevo episodio.
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Desde la revocación de la autonomía especial de Kashmir en 2019 por parte del gobierno indio, el ambiente en la región se ha vuelto más tenso, con restricciones a la libertad de prensa y represión de la disidencia. Aunque los ataques contra civiles son frecuentes, esta es la primera vez en años recientes que los turistas son el objetivo directo.
India ha prometido que los responsables serán llevados ante la justicia y que no cesará en su lucha contra el terrorismo.
Sin embargo, las represalias diplomáticas y la suspensión de acuerdos bilaterales clave como el Tratado del Indo podrían agravar aún más la ya frágil relación entre ambas naciones, elevando el riesgo de una nueva escalada en un conflicto de larga data.
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