En el medio, el calendario electoral ya oficializado: si bien establece el inicio de la campaña para agosto, en la práctica ya arrancó.
De la utilización política a la preocupación
La marcha de jubilados e hinchas terminó como aquel episodio de la entrevista fallida post escándalo cripto. Una manifestación promocionada por barras (que a la postre, pegaron el faltazo) le servía al Gobierno para mostrar que enfrente estaba Frankenstein, que causaban un desorden que las mayorías quieren evitar. La intención, desde ya, vaciaba el origen: cuestionar que la motosierra se ensañó particularmente con los jubilados, quienes se pusieron al hombro buena parte del ajuste inicial, y luego nunca volvieron a recuperar lo perdido.
Pero más allá de esa operación sobre el sentido inicial, la imagen de las piedras y los encapuchados podía servirle a La Libertad Avanza, en momentos donde cada gesto es electoralista. Pero las mismas redes que fortifican al movimiento libertario esta vez los desnudó: policías paleando y tirándole gas pimienta a ancianos, o el sospechoso patrullero con las puertas abiertas a disposición para ser vandalizado se viralizaron pronto. Máxime cuando los barras no aparecieron, ocultos en su clandestinidad, y eso exaspera más al Gobierno, que insiste con la tesis de su presencia. Subcomisiones del hincha, que existe en todos los clubes, movilizaron el sentimiento antimileísta; pero barras, contados.
A esto se suma el hecho más trágico, que excede a las redes: el fotógrafo herido de gravedad y que sigue con pronóstico reservado, tras recibir el impacto de una cápsula de gas lacrimógeno que, a priori, fue disparado contraindicando todos los manuales, pese a las defensas que ensayó Patricia Bullrich y que quizás abran nuevas investigaciones.
Hechos que se le volvieron en contra, excepto, claro, para los fanáticos de un relato libertario, que tiene su núcleo duro y repiten los mantras y premisas cada vez más dudosas.
Internas que no terminan
De todos modos, en lo político, hubo hechos igual de bochornosos dentro del recinto. En su momento de mayor debilidad, volvieron a aflorar las internas y el costado de poco apego a la institucionalidad que viene mostrando LLA para alcanzar sus objetivos.
“Si no lo frenan a Zago, Almirón se queda sin nariz”, expresaba un parlamentario de una bancada de las llamadas dialoguistas, sobre el encontronazo entre el exjefe de bloque de LLA y hoy aliado desde el MID con el diputado oficialista Lisandro Almirón. Zago, junto con Marcela Pagano y Rocío Bonacci, ambas de LLA, buscaban garantizar el quórum para ponerle fin a designación de autoridades en la Comisión de Juicio Político. Del escándalo también participaron dos de las soldadas más fundamentalistas de LLA: Lilia Lemoine y Celeste Ponce.
Hubo, incluso, un vaso de agua lanzado como ataque, como niños en la pileta. Enojos varios en el tembladeral libertario que podrá trasladarse a la bicameral de DNU, que en la semana comenzará a tratar el decreto de Milei para auto habilitarse a negociar un nuevo acuerdo con el Fondo. Zago es parte de ese cuerpo y su voto podrá ser clave para asestarle un golpe al Gobierno. Hasta acá, su enojo con Menem-Karina no se trasladó en un desafío a Milei en temas centrales. ¿Podrá mostrar los dientes ante el destrato? Es una de las preguntas por dilucidar.
Esta interna, como había anticipado Ámbito, se reavivó tras la cripto estafa protagonizada por Milei y los posibles embates que recibirán funcionarios actuales, incluido el Presidente. Y hay quienes observan que más allá de los actores secundarios, la pelea de fondo está en dos de los lados del triángulo de hierro, en los catetos.
A modo de recordatorio: Pagano había sido nombrada presidenta, pero la reunión donde se la designó fue invalidada por Martín Menem, quien le bajó el pulgar en tándem con Karina Milei. El episodio derivó en la salida de Zago de LLA para crear el bloque del MID, con tres integrantes que votaron siempre alineados con el oficialismo.
“La comisión designó todas las autoridades, solo el PRO dejó su sillón de autoridad vacante, pero entiendo que ya tienen persona designada para nombrar oficialmente”, dijeron a Ámbito desde un espacio opositor, que avaló aquella reunión de abril. No obstante, en la web oficial del Congreso aparecen en estado “Suspendida” los encuentros del 10 y del 18 de abril sindicados como “Reunión constitutiva”.
Esta semana, con ese mar de fondo, en una maniobra polémica, Menem dio por levantada la sesión en cuanto vio que el tablero marcaba 128 presencias, una menos de la requerida para el quórum. Lo hizo sin llamar a los diputados a que regresaran a sus bancas, contrariando el reglamento. Para algunos, ese acto de arrojo le hizo esquivar una derrota al oficialismo y le vale una medalla. Pero, para otros, el presidente de la Cámara se tiró arriba de la granada y vuelve a estar en la cuerda floja, ya que impedir el normal funcionamiento del Congreso es una actitud sancionable. Máxime cuando se acumulan en pocas semanas otras maniobras grises, como el nombramiento de jueces para la Corte por decreto y el acuerdo con el FMI vía DNU, eludiendo la normativa de 2022 de tiempos de Martín Guzmán.
En tanto, el peronismo se le fue al humo al titular del cuerpo, ya que impulsaban el emplazamiento en comisiones para un proyecto que intentará eliminar las facultades delegadas que la Ley Bases le dio a Milei. Escenas surrealistas de peleas en todos los rincones.
Quienes estuvieron en el recinto expresaron que Menem se mostró más tenso que de costumbre. Y lo achacaron a una frase del diputado Nicolás Massot, del variopinto bloque Encuentro Federal de Miguel Pichetto, en el inicio de la sesión donde la oposición le arrancó el paso a comisiones de las iniciativas para investigar la estafa cripto. “Usted, con todo respeto, es uno de los que tiene que dar explicaciones”, le espetó Massot. El caso $LIBRA y sus esquirlas que estallan en todas las direcciones.
En el plano de la interna, la comisión de Juicio Político será clave. Su importancia radicará en las derivaciones de $LIBRA. Entre los integrantes de la comisión, Menem fue perdiendo respaldos, y está allí menos contenido que hace un año. Por caso, la aspiración de máxima es que Pagano desconozca el acta de constitución, y poder llamar a una nueva conformación, con un reparto más ameno. Eso chocará no solo con Pagano y Zago, sino con otros integrantes peso pesado, como los extitulares de la Cámara Emilio Monzó o Cecilia Moreau.
La interna tendrá de fondo el armado de las listas para las legislativa. En Casa Rosada estiman que de esa suerte dependerá el éxito de la segunda parte de la gestión de Milei. “Si entran más Arrietas, vamos a estar complicados”, reconocía un funcionario, en relación a Lourdes Arrieta, la mendocina recordada por el “patito”, y que hizo crujir al bloque con su apartamiento tras la visita de diputados libertarios a represores.
El armado está en manos de Karina, con apoyo de Menem, principales autoridades partidarias de LLA. Santiago Caputo está al margen de las listas, y prefiere otro perfil de postulantes, dicen en el espacio. La disyuntiva se plantea entre sumar más “levantamanos” de bajo perfil o dirigentes con algún grado de autonomía, acaso más con más vuelo propio. Hoy el riojano es un virtual jefe de bloque, por más que quien ostenta ese cargo en los papeles sea el cordobés Gabriel Bornoroni.
El punto es el cruce entre la estrategia partidaria de Karina y Menem, y la estrategia comunicacional y de gestión, donde talla Caputo, quien tiene además en sus manos áreas centrales, como Inteligencia y Justicia.
Semanas de revisión para el oficialismo, que abrió demasiados frentes con una tropa dividida.