Con la llegada de las altas temperaturas, las frutas se transforman en nuestras principales aliadas, no solo para refrescarnos, sino también para ayudarnos a mantenernos hidratados de manera saludable y natural. Entre la amplia variedad de opciones disponibles, algunas como el kiwi y el limón destacan por sus reconocidos beneficios, especialmente por su capacidad para aportar frescura en los días más calurosos. Sin embargo, hay una fruta que logra superar a todas las demás, posicionándose como la más saludable y efectiva para hacer frente a las olas de calor, lo que la vuelve la mejor elección para el verano.
Se trata de la sandía, la fruta por excelencia para los días calurosos y una de las más recomendadas cuando las temperaturas aumentan. Con un impresionante 94,6% de agua en su composición, es una de las opciones más hidratantes que podemos incorporar a nuestra alimentación. Su frescura y jugosidad no solo ayudan a combatir el calor, sino que también contribuyen a mantenernos hidratados de manera sana. Además, es baja en calorías, con solo 21 kcal por cada 100 gramos, lo que la convierte en una elección perfecta para quienes desean refrescarse sin descuidar su figura.
Asimismo, la sandía es rica en antioxidantes, como el licopeno, que ayuda a proteger las células del daño oxidativo. También es una excelente fuente de vitamina C y A, nutrientes esenciales para mantener un sistema inmunológico fuerte y una piel saludable. En relación con esto y tal como explica el sitio WebMD, la sandía, originaria de África y con una gran presencia en todo el mundo, tiene grandes efectos positivos para nuestra salud, entre los que se encuentran:
Si bien la sandía es la estrella del verano, existen otras frutas que también son grandes aliadas para combatir el calor. Las frutillas, con un 89,6% de agua, son una opción refrescante y llenas de vitaminas B2, B5, B6 y K, además de minerales como el cobre y el magnesio. La piña, con un 86,8% de agua, no solo es jugosa, sino que también es rica en vitaminas A y C, así como en calcio, fósforo y potasio. Por otro lado, los cítricos, aunque no tan hidratantes como la sandía, aportan una gran cantidad de vitamina C, esencial para combatir procesos inflamatorios y fortalecer el sistema inmunológico.
Es importante recordar que durante el verano, las frutas frescas juegan un papel clave en la dieta, dado que ayudan a mantener el cuerpo hidratado y a recibir el aporte vitamínico necesario para su desarrollo. Asimismo, las frutas de temporada son especialmente recomendables, ya que conservan todas sus propiedades y, además, ofrecen un sabor incomparable.