El rapero y empresario Sean Combs, conocido como Diddy, Puff Daddy, o simplemente Love, está enfrentando una de las mayores caídas en la historia de la industria musical. Con más de tres décadas de carrera, una fortuna milmillonaria y una reputación de ser una de las figuras más influyentes del hip-hop, ahora se enfrenta a una serie de denuncias por abuso, agresión sexual y extorsión que podrían llevarlo a pasar el resto de su vida en prisión.
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Acusaciones iniciales y allanamientos
El escándalo comenzó a escalar en febrero de 2024, cuando el productor Rodney Jones Jr. demandó a Combs acusándolo de obligarlo a participar en actos sexuales de pago, intentar coaccionarlo para tener relaciones con otros hombres y amenazarlo con violencia. Poco después, el FBI allanó las mansiones de Combs en Miami y Los Ángeles, confiscando «decenas de dispositivos electrónicos», como discos duros y grabaciones relacionadas con las llamadas «fiestas aceitosas» del rapero. Según la Fiscalía, también se incautaron cerca de 1.000 botellas de aceite para bebés, en línea con los relatos de las víctimas sobre los eventos organizados por Combs.
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El caso tomó un giro mediático en mayo, cuando CNN difundió imágenes captadas por cámaras de seguridad del Hotel InterContinental en Los Ángeles. En el video, se ve a Combs pateando en el suelo a Casandra Ventura. Aunque el rapero publicó un video en Instagram asumiendo responsabilidad por sus actos y calificándolos como “inaceptables”, no ofreció disculpas directas a Ventura ni mencionó su nombre.
Este incidente desencadenó una serie de demandas adicionales. En la semana posterior al video, dos mujeres, incluida la actriz Crystal McKinney, acusaron a Combs de drogar y abusar de ellas. Una exestudiante relató cuatro agresiones sexuales entre 1995 y 2000, mientras que una ex actriz pornográfica lo denunció por coacción y explotación sexual.
Nuevas acusaciones y arresto
En junio, un hombre llamado Derrick Lee Cardello-Smith, que cumple condena por otros delitos, presentó una demanda alegando que Combs lo había drogado y violado en 1997. Aunque la denuncia fue retirada en su momento por temor al poder del rapero, ahora Cardello-Smith retomó el caso. En un juicio celebrado el 10 de septiembre, Combs fue condenado a pagar 100 millones de dólares por no presentarse ni siquiera de forma virtual.
Un día después, una cantante vinculada a su sello discográfico presentó otra denuncia por tocamientos indebidos y abusos laborales. Finalmente, el 16 de septiembre, Combs fue arrestado en un hotel de Manhattan tras una investigación federal. Según la Fiscalía, sus “fiestas enloquecidas” eran eventos meticulosamente planificados donde las drogas se usaban como herramientas de sometimiento sexual y las grabaciones de los actos eran utilizadas para extorsionar a los asistentes.
La demanda colectiva y su impacto
En las últimas horas, el abogado Tony Buzbee anunció una demanda colectiva contra Combs, representando a más de 120 víctimas, incluidos 25 menores de edad en el momento de los abusos. Según Buzbee, las víctimas incluyen hombres y mujeres que fueron captados por Combs mientras buscaban iniciar sus carreras en la música.
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El caso también apunta a un posible «entramado criminal», ya que la Fiscalía cree que Combs no actuó solo. Entre las casi 3.300 personas que han contactado a los abogados, se espera que en las próximas semanas se revelen los nombres de otros cómplices.
Un futuro incierto
Sean Combs, quien alguna vez fue el alma de las fiestas más exclusivas de la industria, ahora enfrenta la posibilidad de penas de entre 15 años y cadena perpetua. Con un legado marcado por éxitos musicales y escándalos, el juicio promete ser uno de los más mediáticos de los últimos tiempos, poniendo bajo la lupa no solo a Combs, sino a toda una estructura de poder y encubrimiento dentro de la industria del entretenimiento.