miércoles, 8 enero, 2025

«Decime que se siente»: un productor calculó su renta versus lo que se lleva el Estado en retenciones en una hectárea de soja y los resultados sorprenden

Tras la baja de los precios internacionales en 2024, que dependiendo del cultivo, rondó entre el 20% y 30%, desde el sector agropecuario piden firmemente al gobierno de Javier Milei la baja de las retenciones ya que los números son negativos, sobre todo la soja, que tributa un 33%.

Javier Milei y Nicolás Pino en la Sociedad Rural Argentina, en diciembre, cuando prometió que en 2025 bajaría las retenciones si se cumplen algunas metas económicas.

«Decime que se siente», comenzó su posteo en redes sociales Néstor Roulet, productor de Córdoba. Y explicó la frase característica de las hinchada de fútbol. «Mientras el productor qué alquila el campo e invierte para sembrar soja con un rinde de 35 qq/ha pierde casi 80 U$S/ha, el Estado se queda con 473,29 U$S/ha. En 18M de hectárea= U$S 7.700.000.000», agregó el ruralista, quien fue funcionario del Gobierno de Mauricio Macri y titular de Confederaciones Rurales Argentinas.

A su posteo le agregó una foto donde detalla cada ítem de los costos y de la rentabilidad que tiene él como productor, y lo que se lleva el Estado, en concepto de retenciones y otros impuestos que pesan sobre la actividad.

La planilla con los costos en una hectárea de soja para la campaña 2024/25.

El cálculo del chacarero fue para soja, el cultivo más comprometido, en la campaña 2024/25. Con un rinde de 3.500 kilos (el rendimiento medio a nivel nacional se ubicó en 2.990 kilos) y con un valor de US$ 386 a marzo de 2025, el ingreso de dólares al país por una hectárea de soja es de US$ 1.351. A eso, hay que descontarle las retenciones que tributa la oleaginosa, del 33%, que en ese monto es de US$ 445,83. Así, el ingreso bruto al productor por hectárea es de US$ 858,77.

A ese margen bruto por hectárea hay que descontarle los costos directos, que en total suman US$ 362,44: US$ 264,20 en insumos, US$ 62.50 en labores, US$ 25,74 en seguros, US$ 10 en asesoramiento agronómico-contable. Luego, a ese margen bruto hay que restar los costos indirectos, que alcanzan los US$ 199.27: US$ 60 en cosecha, 117 en flete y US$ 22,22 en comercialización.

A todo esto, hay que quitar el valor del alquiler del campo, práctica que se extiende en el 70% de la agricultura argentina y que varía en cada contrato que se pacte entre el arrendador y el arrendatario, que normalmente es en quintales de soja. En este caso, el valor llega a los US$ 348. Con todo esto, el margen bruto da negativo en US$ 51,44.

Lote de soja. Foto: JUAN JOSE GARCIA.

Y no queda ahí. Porque a ese resultado negativo, el productor le tiene que restar el costo impositivo: US$ 10,29 Impuesto al Cheque y US$ 17,17 en Ingresos Brutos. Lo que se agranda los números en rojo del productor y alcanza los US$ 78,9 de pérdida por hectárea.

Mientras tanto, el Estado obtuvo US$ 473 de esa soja por hectárea: US$ 445,83 en concepto de retenciones y US$ 27,46 en Impuesto al Cheque e Ingresos Brutos.

Luego, un usuario de la red social le respondió a Roulet que «Lo único que podes modificar en la cuenta es el alquiler. Porque alguien va a ganar u$s 348 sin riesgo y el que hace la inversión pierde u$s 80 en tu calculo hiper generoso de rinde? Con el estado puedo patalear. Lo otro lo decido yo. No hay que fundirse trabajando».

A lo que el exfuncionario le explicó: «Si al que alquila a 348 U$S/ha le descontás el 35 % Ganancias (121,89),impuesto al cheque (4,17), impuesto ingreso bruto y sellado provincial (15,36) y impuesto inmobiliario y tasas municipal (22), le quedan 184,58. El Estado se queda con otros 163 U$S/ha».

En las últimas semanas se han multiplicado las expresiones públicas, en redes sociales y distintos medios de comunicación, de productores agropecuarios reclamando al gobierno nacional que reduzca o quite los derechos de exportación a la soja, el trigo y el maíz, frente a la crisis de rentabilidad que atraviesa la agricultura por el derrumbe de los precios de los granos y el incremento de los costos. Las manifestaciones de disconformidad también se extienden a la Mesa de Enlace, a la que le exigen que tenga un accionar más firme en pos de lograr ese objetivo.

Las circunstancias, sumadas a la preocupación por la falta de humedad en pleno desarrollo de los cultivos de verano, la llamada cosecha gruesa, han hecho que se agote la paciencia y crezca el malestar entre los productores. Y no se trata precisamente de opositores a la gestión de Javier Milei ya que, en su mayoría, el campo votó por la alternativa libertaria.

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