A medida que diciembre se instala, el calendario festivo nos recuerda que otro año está por concluir. Es el momento perfecto para hacer una pausa. No para detenernos, sino para reflexionar, recalibrar y proyectar. El cierre de año no sólo nos invita a mirar atrás y evaluar qué logramos, sino que también es una oportunidad única para fortalecer nuestra marca personal.
Si pensamos en nuestra marca personal como un proyecto en constante evolución, el cierre de año es la reunión de directorio más importante. Es el momento de analizar los KPIs de nuestra vida: ¿Qué logré este año? ¿Qué quedó en el tintero? ¿Mi imagen, mis acciones y mis decisiones están alineadas con mis valores y propósito?
Tom Peters, el autor de The Brand You 50, dice que “todos somos una marca”. Cada acción que tomamos, cada palabra que decimos y cada meta que alcanzamos contribuye a la percepción que los demás tienen de nosotros. Más importante aún, también influye en la percepción que tenemos de nosotros mismos.
¿Por qué el balance de fin de año es tan poderoso? El balance es una necesidad humana. En términos psicológicos, el fin de un ciclo provoca en nosotros la necesidad de «cerrar». Según la teoría de la Gestalt, propuesta por Fritz Perls, los humanos buscamos resolver lo que está inconcluso para alcanzar una sensación de cierre y plenitud. Esto explica por qué el balance anual nos resulta tan atractivo e incluso necesario: queremos evaluar lo que funcionó, lo que no, y cómo podemos mejorar.
La neurociencia también respalda este impulso. Estudios realizados por la American Psychological Association (APA) indican que reflexionar sobre nuestras experiencias activa la corteza prefrontal, la parte del cerebro responsable de la planificación y la toma de decisiones. Este ejercicio mental nos permite identificar patrones, aprender de nuestros errores y tomar decisiones más estratégicas para el futuro.
Un ejercicio práctico de balance y proyección. Este es un gran momento para hacer una pausa y aplicar un ejercicio sencillo pero poderoso:
- Preparar una lista de logros y aprendizajes:
- Dividir el año en dos columnas: Logros y Aprendizajes.
- Celebrar cada logro, por más pequeño que parezca.
- Reconocer los aprendizajes como oportunidades para crecer.
- Definir tres valores que guiaron el año:
- ¿Qué valores fueron los pilares en nuestras decisiones este año?
- ¿Siguen siendo relevantes para 2025?
- Proyectar tres metas clave para el próximo año:
- Una profesional, una personal y una para nuestra marca personal.
- Asegurarse de que sean específicas, medibles, alcanzables, relevantes y con un tiempo definido (SMART Goals).
En este mundo hiperconectado, proyectar la marca personal de forma estratégica puede abrir puertas inesperadas. Según LinkedIn, los perfiles que actualizan su propósito y logros tienen un 45% más de probabilidades de generar oportunidades profesionales.
El nuevo comienzo. Así como el cierre de año marca el fin de un ciclo, también abre la puerta a un nuevo comienzo. En esta rueda de la vida, ¿qué mejor manera de empezar 2025 que con un propósito claro y una marca personal más sólida?
Es fundamental tomarse el tiempo para reflexionar, planificar y, sobre todo, reconectar con lo que realmente deseamos. Porque, al final del día, nuestra marca personal no es más que el reflejo de nuestros valores, nuestras metas y nuestro compromiso con ser una mejor versión de nosotros mismos.
*Soledad Depresbítero es Lic en Relaciones Públicas, comunicadora y experta en Personal Branding.
También te puede interesar
por Soledad Depresbítero