Algunos dolores son sutiles, pero constantes. Otros son más intermitentes. Aparecen en una tarea puntual. Y están los más invalidantes, que impiden hasta un movimiento sencillo.
Hay diversas causas detrás del «dolor de mano», un padecimiento que esconde variadas afecciones del túnel carpiano. Por el uso de celular, la computadora y otras actividades repetitivas, estas molestias, con sus diferencias, son cada vez más prevalentes en los consultorios traumatológicos de Argentina.
“Generalmente, los síntomas de estas afecciones hacen que los pacientes se despierten de noche o a la mañana con la mano dormida. Esa es la principal alarma: el hormigueo (parestesia), que a veces se acompaña con dolor durante el día”, explica a Clarín Gabriel Morano, jefe de Equipo Miembro Superior del Servicio de Traumatología del Hospital de Clínicas de la UBA.
¿Qué pasa cuando la mano duele? Bien frente nuestro, las manos nos esconden mucho. Están llenas de tendones. Y a un dolor similar, diagnósticos distintos. Al menos cinco están entre los más comunes.
Por su uso incesante, las manos son especialmente vulnerables a una serie de patologías que tienen orígenes y tratamientos específicos, pero también algunas similitudes que se sienten.
El síndrome del túnel carpiano es una de más diagnosticadas. Se produce por la compresión del nervio mediano en la muñeca, lo que provoca hormigueos, adormecimientos y, en casos avanzados, pérdida de fuerza en la mano.
“El dolor nocturno es característico. No deja dormir y el paciente necesita sacudir la mano para aliviar la molestia”, detalla Morano.
Por otro lado, la rizartrosis (una forma de artrosis que afecta la base del pulgar y que en general se presenta en mayores de 50), tiene síntomas que incluyen dolor, pero también la dificultad para realizar movimientos básicos, como girar una llave o abrir un frasco.
Es una enfermedad crónica que afecta la articulación trapecio-metacarpiana, ubicada en la base del pulgar. En el 50% de los casos de síndrome del túnel carpiano, se observa rizartrosis.
“Esta afección está más vinculada a factores genéticos que a la actividad, aunque los esfuerzos repetitivos pueden agravar los síntomas”, puntualiza el especialista.
En personas jóvenes y de mediana edad, los dedos en resorte constituyen otro «dolor de mano» frecuente. Esta condición se caracteriza por el bloqueo de los dedos en una posición fija, producto de la inflamación de los tendones.
«Implica un dolor agudo en la palma de la mano, a la altura de la cabeza del metacarpiano. La fase crónica es un dedo trabado, y el paciente tiene que estirar toda la mano para poder liberar ese dedo», dice el especialista.
Diferente pero igual de común es la tenosinovitis de De Quervain, que afecta los tendones en la base del pulgar. Está asociada a movimientos repetitivos y suele manifestarse con un dolor que se intensifica al girar la muñeca o levantar objetos.
El De Quervain -como lo llaman en la jerga- es un dolor en el borde radial de la muñeca, por debajo del pulgar, que se produce, por ejemplo, al escurrir un trapo, usar el mouse o un destornillador. Está presente en cualquier movimiento de torsión.
Trabajo, tecnología y la salud de las manos
Según los especialistas, el vínculo entre estas afecciones y ciertas actividades laborales «es evidente». También lo es el uso de pantallas. La quinta afección, justamente, son las tendinitis inespecíficas.
“Salvo la artrosis, que tiene que ver más con lo genético, las causas tienen que ver con la actividad laboral. Las padecen trabajadores manuales, que pueden desde estar 12 horas ingresando datos en una computadora, hasta amas de casa realizando tareas, o empleados de frigoríficos o fábricas textiles. No hay una causa específica de la tendinitis”, aclara Morano.
Respecto al teléfono, explica que los pacientes refieren que «les duele el pulgar (cuando lo usan). La tendinitis y el dedo en resorte son patologías que aparecen cada vez más asociadas al uso del celular”, puntúa.
Por ejemplo, mantener el pulgar en «una posición extendida durante horas para escribir en un teléfono o sostenerlo -marca- puede sobrecargar los tendones, generando dolor e inflamación crónica«.
Prevención y hábitos saludables
En una jornada de atención gratuita y sin turno que se realizó hace unos días en el Hospital de Clínicas, de los 44 pacientes que se acercaron la mayoría recibió el diagnóstico de que su «dolor de mano» era síndrome del túnel carpiano; les siguieron quienes se enteraron de que se trataba de dedos en resorte y, en tercer lugar, quienes supieron que su afección era una tendinitis.
Para prevenir estas molestias, los especialistas del Clínicas recomiendan adoptar medidas «simples pero efectivas», como mantener una postura erguida a la altura de los hombros al trabajar en una computadora, tomar descansos frecuentes en cualquier actividad manual y repetitiva, y, si el trabajo es de escritorio, usar sillas ergonómicas.
“El cuidado de las manos pasa por evitar movimientos repetitivos o sostenidos que generen tensión. Si no es posible reducir estas actividades, se debe incorporar una rutina de ejercicios para estirar y fortalecer los músculos”, sugiere Morano.
Además, ante la aparición de síntomas como dolor persistente, adormecimientos o pérdida de fuerza, dice, es fundamental realizar una consulta médica.
Tratamientos disponibles
La gran mayoría, el 80% de los pacientes, continúa el especialista, consultan rápido «porque le tienen respeto a la mano». Pero hay un 20% que sabe que tiene algo y tiene miedo de consultar por quedar «parado en el trabajo durante tiempo».
El diagnóstico temprano permite tratar estas condiciones antes de que se vuelvan incapacitantes. El abordaje terapéutico varía según la afección y su grado de avance.
En casos leves, el reposo, el uso de férulas y la fisioterapia son opciones frecuentes. En estadios más avanzados, puede ser necesario recurrir a procedimientos quirúrgicos para liberar nervios comprimidos o reparar tendones inflamados.
Antes de las cirugías, ya a los cuatro meses de un dolor de mano desatendido, pueden ser necesarias infiltraciones.
«Hay pacientes que consultan a las dos semanas de iniciado el síntoma, o a los dos años, cuando ya se hace crónico y no queda otra que una cirugía. Si lo agarrás en fase aguda (al comienzo), hay tratamiento, como reposo, inmovilización, antinflamatorios, hielo y kinesiología. No hay que esperar a que el dolor sea insoportable para buscar ayuda”, concluye Morano.
AS