“La gente ha leído tanto de Angelina Jolie que cree conocerla, pero ella es un misterio, igual que lo era Maria Callas”, dice Pablo Larraín, el director chileno que puso a la actriz de Maléfica a aprender a cantar ópera para interpretar a la soprano más famosa del siglo 20. Para interesarla en Maria (tal el nombre del filme) le mostró Spencer, la película sobre Lady Di que filmó con Kristen Stewart. Resultó que ella ya la había visto y quería trabajar con él.
El rol fue un regalo del cielo, hace mucho tiempo que Angelina Jolie no tiene una película que la pueda llevar a pelear un Oscar, como el que ganó en 2000 por Inocencia Interrumpida. Está en carrera, acaban de nominarla para un Globo de Oro. Angelina cree que los parecidos entre ambas se dan por la persona pública que ayudaron a crear y la presiones que se sufren por eso.
Ironía mediante, ponerse en la piel de la famosa cantante de ópera (nacida en Nueva York de padres griegos) le hizo entender que a ella no le gustaría que le hagan eso.
“Por eso fuimos tan respetuosos. Cuando sos una persona pública y estás interpretando a otra persona pública te das cuenta cuanto odiarías que alguien te interprete a vos”, dijo Angelina Jolie en una entrevista con la BBC. “Esperemos que a nadie se le ocurra hacer una película sobre mi vida”.
Una auténtica outsider
Hace poco apreció en televisión para celebrar los 4 premios Tony, incluyendo el de Mejor musical del año por The Outsiders, un show del que fue productora ejecutiva. Fue con su hija Vivien Jolie-Pitt, que la ayudó como coordinadora.
En Maria, la película, sus dos hijos mayores, Maddox y Pax, trabajaron en el set. “Ninguno de mis hijos quiere estar en frente de las cámaras, cuidan mucho su privacidad, pero les encanta el arte”, le contó a Jimmy Fallon en su primera aparición en un talk show nocturno en una década. “Me ponen muy nerviosa”, confesó Jolie.
Fallon estuvo bien elegido por sus publicistas. Super amable, el conductor de The Tonight Show sería incapaz de incomodarla con preguntas indiscretas. Para alimentar el morbo, el juzgado de Los Angeles siempre está sacando algún fallo nuevo en un juicio que le está haciendo su ex, el actor Brad Pitt, porque ella vendió su mitad de un viñedo que compartían en Francia, el Chateau Miraval en el que se casaron, aparentemente sin consultarlo.
El selectivo tour de promoción por parte de Netflix ha permitido que nos enteremos todo lo que trabajó para representar a la cantante lírica en la últimas semanas de su vida, en el Paris de 1977, dos años después de que Jolie naciera en Los Angeles. A poco de haber despedido a su gran amor, el magnate griego Aristóteles Onassis.
Cuando le preguntaban a Callas si no le molestaba que se hubiera casado con otra (Jackie Bouvier, viuda de Kennedy) respondía: “Yo no necesito un hombre tiempo completo”. Sonríe Jolie cuando se lo mencionan. Ella tampoco parece necesitarlo.
Cómo sacar la voz interior
Como en Spencer o en Jackie (esa Jackie), el director se enfoca en un momento en la vida de su protagonista, una Maria Callas de 53 años que llevaba cuatro de su última actuación en público en la Scala de Milán y trataba de recuperar su voz, aunque los médicos le avisaban que si se seguía esforzando iba a perder la vida.
Con un coach, Angelina Jolie estuvo trabajando siete meses para poder cantar en las partes en las no le salía ya tan bien. Luego pondrían la voz de Callas por debajo de la suya.
Cuenta que lo primero que le enseñaron es a sacar su voz interior. “Es muy terapéutico, te lo recomiendo, porque los traumas van haciendo nudos en el cuerpo y uno tiene que aprender a desatarlos”, le sugería la actriz al conductor de un popular programa matutino.
Con la ópera no podés mentir, explicaba, no sirve hacer como que cantás. Tenés que pelar como diríamos los argentinos.
Callas era una perfeccionista que demandaba excelencia y por eso la llamaban diva, aunque la respuesta de ella era bien simple: “Tu voz es el instrumento de la orquesta y sos mujer, la prima donna”.
Angelina, que creció escuchando punk, agradece haber descubierto de grande todo el drama que encierra la ópera y espera poder contagiarle esa pasión a las nuevas generaciones.