Minerva Casero se animó a contar, en voz propia, el drama de salud que vivió y que significó un antes y un después en su vida. «Tuve una circunstancia personal de salud. Dura. Y no se lo esperaban. Fue un lindo susto. Cuesta el paso del tiempo, la vida, las cosas, todo lo que uno le da una importancia suprema. Y en realidad, después se te escapa de las manos…», confió la actriz.
«Me di cuenta de que había perdido la paciencia: vivía absolutamente regida por si el teléfono vibraba, sonaba, me llegaba una notificación, no me llegaba, me tocaban el timbre. Con un nivel de estímulo altísimo. Entonces empecé a trabajar la paciencia aprendiendo a tejer», compartió Minerva en diálogo con Tatiana Schapiro, para Infobae.
«Al principio, un desastre: todos los escarpines agujereados. Después empecé a ponerle energía y amor. Parece una boludez… Tejo a 2 agujas chalequitos, ponchitos, para el bebé de una amiga. Todo así. Había algo de la realidad, que iba tan a mil, que me estaba aplastando», contó la hija de Alfredo.
«Entonces dije: `Necesito algo analógico, artesanal, un poquito más tradicional`. Y se me ocurrió el tejido. Podría haber sido otra cosa. Mi madre teje. Y mi abuela tejía. Falleció; tal vez teje en el más allá. Pero tenía telar, hacía unas cosas espectaculares. Un día dije: “Me pongo a ver lo más bobo que se te ocurra. ¿Qué puede ser más bobo que Amas de casa desesperadas?”. La puse. Y dije: “Está buena”. Empecé a tejer, y casi que la veo de rebote. Hay algo del culebrón que yo nunca había valorado».
MINERVA CASERO HABLO DE SU PROBLEMA DE SALUD
«Tuve una circunstancia personal de salud. Dura. Y no se lo esperaban. Fue un lindo susto. Cuesta el paso del tiempo, la vida, las cosas, todo lo que uno le da una importancia suprema. Y, en realidad, después se te escapa en la mano. Fui un poco consciente de todo. Cuando estás en los 18, 19, 20, 21 años, tenés la sensación de que hay de todo por delante. Y no me había pasado replantearme tanto la vida», se sinceró, Minerva.
«Tuve un despertar así, fuerte, una sacudida. Y por eso empecé a tejer y a ver una novela. Ahí entendí por qué la gente mira esas novelas. Cuando tenés una sensación de malestar, donde el sonido de todos esos pensamientos es tan grande y tan alto, y toda esa incertidumbre, decís: “Pongo esto y me siento acompañada. ¡Mirá lo que les pasa! Y mirá si ahora los atropella un auto…”. Toda esa cosa que te va llevando, y un poco te anestesia y te abraza. Te acompaña. En mi caso, este quiebre se dio respecto a mi salud», explicó Casero.
«Hubo un período en el que me asusté, hasta que me acomodé. También fue algo bastante sorpresivo. Y darse cuenta de que uno cree que controla las cosas, pero tenés hasta un punto. Hay un margen donde las cosas, son. Y hay que entregarse un poco a eso. Vivir un poco con menos peso», reflexionó la actriz.
«Hay momentos que son bisagra, donde uno tiene que empezar a manejar las cosas diferentes. Y en ese momento llegué a ese límite, al darme cuenta de que si yo no paraba… Hoy está todo bien, estoy perfecta de salud», agregó la hermana de Nazareno, sobre el final del tema.