Es casi tan viejo como el mundo. O, más bien, como el hombre. Ya en el Antiguo Egipto, hombres y mujeres llevaban peinados con flequillo, incluso en sus pelucas (aunque la imagen de Cleopatra con su versión tupida y recta es una licencia que se dio el cine). Cayó en desuso en el Renacimiento, cuando las frentes amplias se consideraban símbolo de belleza y estatus social, pero retornó a escena en el siglo XVIII, cuando los peinados elaborados volvieron a incluirlos. Y hacia finales del siglo XIX el ilustrador Charles Dana Gibson popularizó el estilo “Gibson Girl”, con pelo suelto y flequillo suave.
Un poco más cerca en la historia, el flequillo vivió varias transformaciones, pero nunca dejó de estar presente. El estilo “bob”, corto y geométrico, lo incluyó en los años 20, mientras Audrey Hepburn y Brigitte Bardot lo hicieron estrella entre los 50 y 60. Una, con una versión corta y delicada; la otra, con desenfado y volumen. Pero ambas fueron inspiración para varias generaciones. Los 70 y los 80 también lo entronizaron: primero más bohemio y natural, luego con extra spray y aires extravagantes, como lo fue todo en la década ochentosa.
“Fast forward” al siglo XXI y nos encontramos con un peinado que no ha dejado de evolucionar ni estar en boga. Aunque hoy se adapta no solamente a las tendencias de moda sino también a los gustos personales y a lo que le siente mejor a cada cara, sigue habiendo corrientes fuertes que determinan los que más se verán en la calle. En este 2024, por ejemplo, la versión que impera es una interpretación del que lució Bardot allá por los 60. Tupido y largo, más o menos abierto, decora cabezas y diferentes formas de cara y sigue siendo una gran declaración de estilo.
De looks y creencias
Para Ale Lamensa, dueña del estudio homónimo (@alelamensa), los flequillos son atemporales. “Hace muchos años que los corto y nunca dejé de hacerlos”, ilustra. Por estos días, en su salón genera “flequillos petit”, rectos, “mullet” (pelo corto adelante y largo en la nuca), largos y más cortos en el medio y con laterales más extensos. En todos los casos, sin embargo, procura realizar cortes que no requieran demasiados cuidados especiales, “que puedan secarse solos y queden bien”. Por lo general, un flequillo requiere un corte o mantenimiento cada 20 días o un mes, pero Lamensa también ofrece talleres de autocorte para aprender técnicas posibles de implementar en casa y no depender tanto de la visita a la peluquería.
Sobre cómo asesora a sus clientas, asegura que prioriza el deseo a las creencias sobre determinadas morfologías como más o menos aptas. “Muchas veces tienen ganas pero no se animan, porque alguna vez les dijeron que no pueden usar flequillo porque tienen la ‘cara redonda’ o ‘nariz grande’. Estas son ideas que limitan y trauman; yo busco el flequillo más adecuado para cada una”, apunta, categórica en la idea de que todos pueden usar este peinado, ya que es adaptable a cada tipo de pelo.
Para Karolina Lozano, estilista y parte del equipo de Gino Lozano, los flequillos definitivamente están volviendo. Primero fue en la moda desde el año pasado, y ya directamente en la calle y asentados en este 2024. Según su mirada, los protagonistas son las “bangs”, que presentan una versión más corta en el medio y largo hacia los costados. “Esas ‘alitas’ a los lados adornan muchísimo. Sobre todo se usan para quienes se atan bastante el pelo y quieren tener algo en el marco de la cara. Aporta un lindo perfil de costado”, detalla.
También se ve un estilo más corto, roto y desmechado, con puntas más quebradas y bien irregular. “Ese es más rockero, y se usa y usó siempre. Pero es una onda más dura y más moderna. Va bien pegadito a la frente y arriba de la ceja”, cuenta.
Otra variante es el lateral, de estructura larga y con la raya siempre a un lado. Suele ser con el que comienzan aquellas que jamás se habían hecho flequillo antes, ya que es sutil y va muy bien tanto con pelo atado como suelto. Cortado a la altura de la mejilla, además permite retirarlo de la cara pasándolo por detrás de la oreja. Y sobre los que menos se ven estos días, Lozano apunta a aquellos bien rectos, parejos y tupidos.
¿Y por qué es tan aceptado el flequillo? Para Lozano, tiene que ver con su funcionalidad: permite cambiar rotundamente de look sin alterar el largo del cabello. “Si querés un cambio pero no te animás a tanto, cortarte un flequillo no es tan riesgoso como hacerte un bob arriba del hombro o algo súper cortito. Cambiás por completo pero a los tres meses te lo podés abrir a los costados, sin hacer ninguna transición complicada”, alienta.
Maquillaje y referentes
Tener un flequillo también implica ciertas consideraciones a la hora de maquillarse. La especialista Mabby Autino (@mabbyautinomakeup) apunta que el rasgo clave a destacar cuando se usa este peinado son los ojos. “En algunos casos, cuando encontramos rostros más redondeados que quizás se hacen flequillos más rectos, también es importante trabajar bien los contornos para generar ángulos en la cara”, indica.
A la hora del maquillaje social para eventos o fiestas, su recomendación es no alterar demasiado la forma diaria de llevar el flequillo. “Hay que peinarlos bien, que se vean prolijos y cuidar que las puntas no estén florecidas. Y si se busca dar más seriedad o rigidez, también es posible usar gel o cera”, describe.
Pero para marcar lo bien hecho no hay como recurrir a los ejemplos de celebridades. Para Autino, la mejor referente es Dakota Johnson. Con el flequillo largo y abierto a dos aguas que más se ve hoy, muestra una tendencia que puede quedar muy bien en diversos tipos de rostro. Lozano adhiere y cuenta que son muchas las clientas que llegan a la peluquería con fotos de la actriz sacadas de Pinterest.
A diferencia de otros tiempos, hoy son mayormente las actrices y no las modelos quienes marcan tendencia en este territorio de flequillos. Sobre todo cuando las series o películas en las que actúan tienen éxito. Así sucedió con Lily Collins y su personaje de “Emily in Paris”, siempre con un flequillo impecable. “Aunque el de ella es un poco irreal y a veces está demasiado peinado, hasta amanece con las ondas perfectas…”, marca Lozano, quien apunta que funcionan mejor las referentes que se ven un poco más relajadas, porque las mujeres pueden sentir que su versión no les requerirá tanto mantenimiento.
¿A qué otras mujeres mira e imita el mundo? Las imágenes de Jane Birkin continúan siendo repetidas en peluquerías alrededor del mundo, en un estilo que jamás deja de estar de moda. Pero entre los íconos más actuales pueden encontrarse las actrices Julia Roberts, Zendaya y Úrsula Corberó, la modelo francesa Caroline de Maigret, la actriz y modelo Lou Doillon y también las cantantes Lana del Rey y Taylor Swift, que jamás se aleja de su flequillo rubio y tupido.
Por supuesto, las celebridades argentinas tampoco son ajenas a la tendencia. Algunas de las que han sabido interpretarla con gracia son Guillermina Valdés, Celeste Cid, Dafne Cejas, Cande Molfese, Calu Rivero, Griselda Siciliani y Luisana Lopilato, por solo nombrar algunas. Y también las series latinas pueden sumarse al fenómeno. La nueva temporada de “Betty la fea, la historia continúa” muestra a su protagonista muy lejos del flequillo grasoso y desangelado de sus inicios, y en cambio con la versión más sentadora y a la moda de hoy.
Del antiguo Egipto a las celebridades de Hollywood, el flequillo ha recorrido un largo camino. Versátil, inspirador y capaz de cambiar el look sin excesivo riesgo, es un aporte ganador por donde se lo mire. Queda claro que en este territorio todavía hay mucha tela (o pelo) por cortar.
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