viernes, 1 noviembre, 2024

La historia del Banco Central de la República Argentina

Hasta 1881 el sistema monetario y financiero argentino se caracterizó por la convivencia de una multiplicidad de monedas emitidas por distintos bancos, tanto locales como del exterior. 

Ese año, se intentó instaurar por primera vez una moneda nacional, vinculada al patrón oro, aunque todavía continuaban circulando numerosas “cuasi-monedas”. 

Sólo después de algunas crisis vinculadas al endeudamiento externo a principios del siglo XX, el país pudo adoptar definitivamente el patrón oro.

Sin embargo, la ausencia de una autoridad centralizada que controlara la esfera monetaria generó una alta inestabilidad en el sistema. 

El estallido de la crisis bancaria de 1890 motivó la creación de instituciones como la Caja de Conversión y el Banco de la Nación que, hasta la década del 30, centralizó los instrumentos y funciones que luego le serían propias al Banco Central.

La falta de coordinación y las fluctuaciones de la balanza de pagos -asociadas a los inestables movimientos de capital- impidieron resolver la inestabilidad monetaria y financiera.

Para solucionar el inconveniente, se sucedieron desde 1900 varios proyectos de Ley de creación de un ente rector responsable del ordenamiento y control del sistema monetario y bancario del país.

Entre ellos, se destacó el presentado por el presidente Hipólito Yrigoyen en 1917 que incluía una política monetaria activa, de avanzada para la época.

Sin embargo, ninguno de estos proyectos prosperó en el Congreso constituído por una mayoría conservadora.

Una década más tarde, con el inicio de la crisis financiera internacional de 1929 el sistema monetario y financiero del país se mostró definitivamente agotado. 

La Argentina, con una economía absolutamente abierta, fue sacudida por las medidas proteccionistas de sus socios comerciales.

A esto se le sumó la drástica disminución de los flujos de capitales, fuente de recursos clave para sostener la balanza de pagos. 

La crisis obligó a instaurar el control de cambios y otras medidas de intervención estatal que configuraron un abandono de los postulados del libre cambio. 

En ese contexto, se dieron las condiciones para la creación de un Banco Central que se hiciera cargo de centralizar el control de la política monetaria y cambiaria del país.

Producto de la reforma monetaria y bancaria de 1935, nació el Banco Central de la República Argentina como una entidad mixta con participación estatal y privada.

Sus funciones eran la emisión de billetes, la regulación de la cantidad de dinero circulante, la acumulación de las reservas internacionales y el control del sistema bancario. 

De esta forma, fue posible la adopción de políticas anticíclicas a fin de moderar las fluctuaciones económicas.

Sin embargo, la aplicación de políticas monetarias seguía estando condicionada por los intereses de los inversionistas extranjeros que querían enviar sus ganancias al exterior.

En 1946 se dispuso la nacionalización del BCRA, y su función prioritaria pasó a ser la de promover el desarrollo económico. 

Redujo drásticamente los préstamos hacia acciones especulativas y, en contraposición, enfocó los recursos hacia actividades productivas.

Tres años después, pasó a depender del Ministerio de Finanzas de la Nación profundizando, de esta forma, la política de orientación del crédito hacia actividades de importancia para el desarrollo del país.

El 31 de mayo de 1935 comenzó a funcionar el Banco Central de la República Argentina.

La historia también es noticia en Radio Perfil. 

por Radio Perfil

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