Construido por el arquitecto húngaro Jorge Kálnay, el glorioso Luna Park de Buenos Aires cortó sus cintas al ritmo de los bailes de carnaval de febrero 1932, pero en realidad nació para ser el Palacio de los Deportes, decisión que quedó rubricada cuando sonó la campana y sacaron el banquito del cuadrilátero, el 5 de marzo de ese mismo año, en la manzana comprendida entre las Avenidas Corrientes y Madero y las calles Lavalle y Bouchard. Por entonces todos se quedaban difónicos gritando a cielo abierto, pero el techo llegó dos años más tarde, en 1934. Y sucesivas reformas y ampliaciones (1951 y 2006) le concedieron su porte de 7.000 metros cuadrados.
Entonces sí, ya estaba en condiciones de salir a sacar pecho, tanto que inspiró al célebre Madison Square Garden de Nueva York. Fue el gran sueño de José «Pepe» Lectoure cuando se asoció con Ismael Pace para que la Reina del Plata tuviera su propio espacio deportivo con olor a puerto.
Genuino centro de la cultura más transversal del país, en realidad, el Luna Park tuvo un primer emplazamiento anterior en la Plaza de la República, exactamente donde el ego porteño se levanta bajo la forma del Obelisco, inaugurado allí en 1936, para el cuarto centenario de la Primera Fundación de Buenos Aires. Su destino estaba escrito y en ese sentido, Lectoure y Pace también fueron unos adelantados: levantaron una sala que desbordó su espíritu de sociedad de fomento hasta la categoría heráldica de bastión cultural del país.
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Karina Milei ordenó retirar los pasacalles con su nombre colgados cerca del Luna Park
Desde meetings nazistas, hasta altar improvisado del Papa Juan Pablo II, pasando por salón de fiestas de Diego Armando Maradona y sala mortuoria de Carlos Gardel y Ringo Bonavena, en el Luna Park pasó de todo y allí hay un trozo de la infancia y algún recuerdo en hilachas de todos los argentinos. Revisar su historia es revisitar la crónica argentina de los últimos 92 años.
José “Pepe” Lectoure falleció antes de lo previsto, en 1950, y su viuda, Ernestina Devecchi de Lectoure, que entonces sólo tenía 32 años, no dudó en hacerse cargo de la empresa familiar y dejó a todos mudos con su poder de mando.
“Doña Ernestina”, como la llamaban, era la tía de Juan Carlos “Tito” Lectoure, sobrino de su esposo, a quien también convocó para ponerse al frente de la compañía ni bien pescó su ojo para los negocios. Bueno, pasta tenía: boxeaba desde chiquito en Gimnasia y Esgrima. Desde los años 60, Tito Lectoure fue la cabeza visible de todo lo que sucedió en el ring side de Avenida Corrientes y Bouchard y organizó 2976 combates que consagraron a Luis Ángel Firpo, Alfredo Prada, José María Gatica, Pascual Pérez, Horacio Accavallo, Nicolino Locche, Carlos Monzón, Víctor Galíndez entre infinidad de eventos artísticos que incluyen a Liza Minnelli, Luciano Pavarotti, B.B.King, Tom Jones, Ringo Starr, James Brown, Paul McCartney, Deep Purple, la continuidad de los espectáculos de patinadores profesionales de Disney, que se habían iniciado con Hollywood on Ice en 1949, y siguieron luego con Disney on Ice.
Qué pasará con las ganancias del libro de Javier Milei: la decisión que tomó el Presidente
Como nos sucederá a todos, a Tito Lectoure también le llegó su hora el 1 de marzo de 2002. Con previsión, llevaba tiempo adiestrando a su sobrino, Esteban Livera para que recogiera, a su turno, la bandera del emblemático blasón familiar.
Diferentes vicisitudes hicieron que durante 20 años, el ring inicial se convirtiera en un trasto viejo entre las escenografías en desuso. Sin embargo, la nostalgia pudo más y Livera retomó el deporte de cabecera, organizando la primera pelea del reencuentro con un certamen de categoría mundial en el que el chubutense Omar Narváez se quedó con el título mosca de la Organización Mundial de Boxeo, después de 12 rounds a los golpes con el nicaragüense Adonis Rivas.
Una empresa alquiló por hasta $10 millones el Luna Park para la presentación del libro de Milei y su show musical
Hoy, el Luna Park es propiedad de dos potentes organismos de la Iglesia Católica. Y así es desde 2013, cuando Ernestina Devecchi de Lectoure, la tía de Tito, dispuso en su testamento que así sucediera, cuando Dios se la llevara de este mundo, tras una larga enfermedad que de todos modos le permitió cumplir los 95 años. “El Luna Park iría por partes iguales a Cáritas”, perteneciente al Arzobispado, “y a la Institución Salesiana”, ordenó Ernestina Lectoure, refiriéndose a la Pía Sociedad de San Francisco de Sales, más conocida como los Salesianos, fundada por San Juan Bosco.
Y, como el Luna Park, da para todo, el 22 de mayo también fue salón literario para la presentación del último libro del presidente de la República: Capitalismo, socialismo y la trampa neoclásica (Planeta), un volumen que cuesta $26.900. Con el 10% de regalías que le corresponden al autor, Javier Milei pagará el alquiler del Luna Park, que ronda los $ 10 millones. Es decir, con vender 3717 libros, saldará su deuda. Pero los acreedores deberán esperar la primera liquidación de regalías, que será seis meses después del lanzamiento.
Sí, en el Luna Park pasó de todo y buena parte de esa historia la reconstruye un libro muy valioso, escrito por Guido Carelli Lynch y Juan Manuel Bordón: Luna Park. El estadio del pueblo. El ring del poder (Sudamericana). Rescatemos al menos 10 sucesos argentinos para el recuerdo.
1. Despedida a Carlos Gardel
Tras siete meses de peregrinaje sudamericano post mortem por Colombia, Panamá, Estados Unidos y Uruguay los restos de Carlos Gardel llegaron a Buenos Aires el 5 de febrero de 1936, para que su patria le diera el último adiós.
“La puesta —escriben Carelli Lynch y Bordón en su investigación sobre el Luna Park— había sido dramática, a tono con la ocasión. La enorme lámpara que alumbraba los combates (de boxeo) estaba adornada con blandones y dos crespones negros. Un gran crucifijo de plata volvía la escena más solemne, y la larga hilera de coronas de flores servía de corredor para la multitud que había peregrinado hasta el lugar (…) En el centro de la escena, donde siempre iba el ring, se ubicaba un enorme ataúd de madera y zinc algo desgastado. Adentro yacía el cuerpo de Charles Romuald Gardes, más conocido como Carlos Gardel”.
2. ¡Heil , Hitler!
El 10 de abril de 1938, el cuadrilátero del Luna Park se embanderó con un letrero en letras góticas que saludaba “¡Heil, Führer!” junto a la leyenda “Un pueblo, una nación, un conductor”, la bandera argentina y otra alemana, con una cruz esvástica nazista. A pesar de la oposición de la Federación Universitaria Argentina, el radicalismo y el socialismo, la comunidad alemana del país celebraba la anexión de Austria, tierra natal de Adolf Hitler, a la Gran Alemania.
3. Perón, Evita
El 22 de enero de 1944, Niní Marshall, Libertad Lamarque, Luisa Vehil y Blanca Podestá eran las grandes figuras convocantes del Luna Park durante el festival artístico que recaudaba fondos a beneficio de San Juan, devastada por un terremoto. Pedro Pablo Ramírez era el presidente de la Nación y lo acompañó un habitué del Luna Park, Juan Domingo Perón, el coronel que lideraba la Secretaría de Trabajo y Previsión. María Eva Duarte, una actriz de radioteatro en ascenso, también estaba y el destino –y alguna ayudita- los aproximó. Fue el comienzo de una historia de amor que cambió la política del país. El tenía 48 años y Evita, la mitad.
4. Amigos son los amigos
En 1945, los posters cambiaron de colores y todos celebraban la libertad y la amistad. Habìa terminado la Segunda Guerra Mundial y con el visto bueno de la Embajada de Estados Unidos, el Partido Comunista argentino (curiosa alianza de la Unión Democrática, el radicalismo, el socialismo y la democracia progresista) organizó un acto público antiperonista en el que convivivían retratos de Josef Stalin, Franklin Roosevelt, Winston Churchill, Harry Truman y Clement Attlee, líderes de los países Aliados contra el derrotado Eje Roma-Berlín-Tokio.
5. Basquet para todos
El 3 de noviembre de 1950, la Selección Nacional de Básquet se consagró campeón mundial en su propia casa, al ganar al de Estados Unidos, en el Luna Park, por 64 a 50. El estadio de Lectoure también fue sede del Mundial de Básquet de 1990, los de vóley de 1982 y 2002, entre otros acontecimientos deportivos de trascendencia internacional. En la década del 50 también comenzaron a venir a la Argentina los Harlem Globetrotters, el equipo de Harlem que habilitó un nuevo género del ocio, el stand up deportivo.
6. Ringo Bonavena, en este rincón
El 4 de septiembre de 1965, Natalio «Ringo» Bonavena, ingresó al Luna Park con una linterna en la mano, mientras repetía: “Estoy buscando a Peralta. Dicen que se escondió y necesito encontrarlo para que me entregue el cinturón de campeón”. Y derrotó a Gregorio “Goyo” Peralta por puntos ante 25.326 espectadores, cuando ya el boxeo se convertía en un espectáculo para empresarios, bellezas y políticos. Nueve años más tarde, Bonavena regresaba al mismo ring side, el 28 de mayo de 1976, pero con los pies para adelante. Había muerto en Estados Unidos y 150 mil fans se acercaron para despedirlo en esa tarde tan lluviosa y sin linternas que alumbren su gloria.
7. Los Circos de la Cortina de Hierro
En plena Guerra Fría, la gestión de la esposa del Presidente Arturo Illia y de Saulo Benavente, hijo de una familia con tradición circense y presidente de la productora de espectáculos DAEFA, venció la desconfianza capitalista hacia el arte comunista, y por primera vez durante las vacaciones de invierno de 1966, llegó a Buenos Aires el primer Circo de Moscú, al que luego siguieron el Circo Estatal de Hungría y el Circo de Berlín. El Luna Park se llenó de acróbatas, malabaristas, contorsionistas, payasos, equilibristas y domadores eslavos y atletas rubios de esa Babel del Este de Europa.
8. ¡Adiós Sui Generis!
El 5 de septiembre de 1975, Charly García y Nito Mestre se subieron al escenario del Luna Park para despedir a la mítica banda de rock Sui Generis. Con dos shows que superaron los 30 mil asistentes, cifras hasta entonces desconocidas para un show de música nacional, la banda se disolvió, pero ese encuentro casi místico quedó registrado en un documental, Adiós Sui Generis (1976, dirigido por Bebe Kamín, producido por Leopoldo Torre Nilsson) y un álbum de dos discos, producido por Jorge Alvarez.
9. Fank Sinatra, la voz que fundió a Palito
El 9 y 10 de agosto de 1981, “La Voz” cantó para 19.700 espectadores sus clásicos del jazz. Desde Fly me to the Moon, Strangers in the Night y The Lady is a Tramp pocos de sus grandes éxitos canónicos quedaron en el tintero. A través de Chango Producciones, Palito Ortega lo había traído con banda y todo al país (US$ 1.650.000) para brindar cuatro recitales “exclusivos” con cena show de US$ 1.000 en el Hotel Sheraton y esas dos noches históricas en el Luna Park. Y todo fue muy My Way: a Palito sólo le quedaron deudas y durante años, se fue del país para empezar de nuevo en Miami, con la ayudita de los amigos de Frank quien, eso sí, le dio una mano y le presentó contactos para recuperarse de esa experiencia memorable, pero con sabor a nada.
10. Maradona y Claudia dijeron “sí”
Cuando Dalma tenía dos años y y Giannina era una bebota de siete meses, Diego Armando Maradona y Claudia Villafañe se casaron con “fiesta para los íntimos”. Luna Park. El estadio del pueblo. El ring del poder no ahorra detalles sobre lo que terminó siendo el evento del año.
“En solo treinta y seis horas había desarmado la cancha de básquetbol que se había montado en el Luna para la presentación de los Globetrotters y puesto en marcha el ‘operativo Maradona’ (…) En un día y medio, veintinueve camiones transportaron las 4.200 plantas que se colocaron en las tribunas del estadio; 120 operarios colocaron cortinados acrílicos para tapar las gradas vacías y recrear, con la ayuda de efectos lumínicos, la caída de una cascada (…) El mejor jugador del mundo decía que quería un festejo sencillo e íntimo para su familia, pero en el estadio techado más grande del país lo esperaban 1200 invitados, 400 litros de vino blanco Castel Chandon, 500 litros de tinto Saint Felicien, 900 litros de espumante Baron B y 1000 litros de gaseosas, que servían 150 mozos”, detallan Guido Carelli Lynch y Juan Manuel Bordón.
El 22 de mayo de este año, el Luna Park de los salesianos albergó a los seguidores del partido libertario, el que llevó a la Casa Rosada al primer presidente de la historia argentina que usa kipá. Luego de la presentación de su libro, cantó cual estrella de rock.
MM / ED