Más allá del ordenamiento del tránsito que trajo aparejada la construcción tanto del Metrobus de 9 de Julio como el del Bajo en la zona del micro y macrocentro porteño, el retiro de las líneas de colectivos que circulaban por las calles internas de esa parte de la Capital Federal generó una problemática, tal vez, no tenida en cuenta.
Los residentes y visitantes de la zona, en especial los turistas que visitan el Casco histórico u oficinistas céntricos, no cuentan con los medios de transporte cercanos como para trasladarse dentro de ese polígono o por pocas cuadras sin tener que desplazarse hacia alguno de los dos corredores exclusivos para colectivos porteños.
Atento a estas circunstancias, y teniendo en cuenta las características propias del Casco Histórico porteño y el barrio de San Telmo, el gobierno porteño decidió impulsar la circulación de una línea de buses eléctricos para que transiten dentro de ese sector de la Ciudad, tal como ocurre en las áreas antiguas de las principales ciudades del mundo. Además de las ciudades europeas, entre las que figuran Roma, Madrid, Lisboa, Barcelona, entre otras, el sistema de buses sustentables también funciona en ciudades como Santiago de Chile o Montevideo, por contar solo algunas de ellas.
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Para ello está trabajando en la preparación de un llamado a licitación internacional previsto para fines de mayo con el objetivo de que los buses comiencen a circular a fin de año. La empresa ganadora deberá hacerse cargo de la operación y de la provisión de los buses. Más allá de la participación de empresas extranjeras, la propuesta fue acercada a diferentes empresas de transporte del ámbito local. Según pudo averiguar este diario, y de fuentes ministeriales, entre las empresas contactadas figuran La Nueva Metropol, propietaria de las líneas 65, por ejemplo, y Dota, uno de los mayores conglomerados del transporte urbano de pasajeros, que abarca más de cien líneas de colectivos.
Tal como ocurre en estos casos, una vez que las unidades ingresen al país, deberán ser homologadas por la Comisión de Transporte.
Según fuentes del Ministerio de Infraestructura y Obras Públicas de la Ciudad de Buenos Aires la idea es que los buses tengan una capacidad de entre 20 y 30 pasajeros con un recorrido que irá desde el Parque Lezama hasta Retiro. El proyecto es que la circulación hacia el norte sea a través del corredor Perú-San Martín, en tanto que el regreso hacia el sur sea transitando el corredor Maipú-Chacabuco, un recorrido que podría abarcar unos 12 km en total entre la ida y la vuelta. Los funcionarios porteños estiman que hacer el recorrido completo demandaría unas dos horas.
Según ese ministerio, la idea es que circulen al mismo tiempo unos diez buses, con dos de reserva, con un valor estimado entre los 300 y 350 mil dólares por cada unidad. Tendrían una frecuencia de 10 minutos aproximadamente con una autonomía de carga de hasta 200 km. Las paradas serán fijas y no implicarán más que un poste en la vereda, lejos de los modelos de las paradas de colectivos tipo refugio o las del Metrobus.
En este sentido, el único gasto en el que incurriría la Ciudad sería el de construir las cabeceras de carga eléctrica y acondicionamiento de los micros.
En este caso, se estima que una de las cabeceras podría llegar a instalarse en un bajo autopista próximo a la zona de Brasil y la avenida Huergo, próximo a Madero Tango.
En relación con el valor del pasaje de los buses, según explicaron desde la cartera ministerial es que “durante los primeros dos años, el valor del boleto esté a cargo de la empresa que gana la licitación. De todas maneras, y más allá de esta idea, la Ciudad podría llegar a cobrar un valor simbólico del pasaje.
La elección de este tipo de unidades, que no emiten gases, que son eléctricos y no producen contaminación sonora con su circulación, son los más aconsejados para transitar las calles del Casco Histórico y del barrio de San Telmo, en donde se ampliaron las veredas y se angostaron las calles.
Respecto a la financiación del proyecto, desde la sede gubernamental de Parque Patricios trascendió que “la idea es financiarlo con un préstamo del CAF, el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe. Un organismo de crédito internacional que impulsa y apoya diferentes proyectos de energías renovables en la región.
En este sentido, desde el ministerio que dirige Pablo Bereciartua, adelantaron que la idea que se impulsa con este proyecto es la de la “descarbonización” de la Ciudad, teniendo en cuenta la firma del compromiso asumido por el Ejecutivo porteño para eliminar la huella de carbón para 2050.