sábado, 27 julio, 2024

Soñaba con vivir del fútbol y un policía lo mató por la espalda: el recuerdo de su entrenador y su familia

El 19 de marzo, en Córdoba, terminará el debate que juzga al oficial que le disparó. Podría recibir 14 años de prisión.

Alain Valfré

Rodrigo Sánchez con su entrenador, Martín García. (Foto: gentileza de Martín García)

Rodrigo Sánchez con su entrenador, Martín García. (Foto: gentileza de Martín García)

Pasado el mediodía del 19 de septiembre de 2015 en la ciudad de Córdoba, la vida de Gabriela Sanso cambió para siempre: su hijo Rodrigo Sánchez fue asesinado por la espalda por un policía.

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El joven tenía apenas 17 años y soñaba con ser futbolista profesional: jugaba de defensor central y en ese entonces muchos aseguraban que tenía cualidades parecidas al Cuti Romero. Talleres estaba tras sus pasos.

“Mi hijo se equivocó y pagó con la vida, porque intentó robar una cartera y el policía Luca Gastón Carranza lo asesinó por la espalda a 2.75 metros de distancia”, le contó Gabriela a TN.

Rodrigo con su mamá Gabriela. (Foto: Facebook/Gabriela Sanso)

Rodrigo con su mamá Gabriela. (Foto: Facebook/Gabriela Sanso)

El caso de Rodrigo Sánchez

Aquella tarde, Rodrigo se bajó de una moto a plena luz del día, rompió el vidrio de un auto y se agachó para agarrar algunas cosas de la cartera que había alcanzado a manotear. Cuando se paró y salió corriendo hacia la moto, un hombre le disparó a menos de tres metros y uno de esos balazos lo mató.

El atacante era un policía que estaba vestido de civil. Nunca dio la voz de alto, jamás se identificó y tampoco intentó reducirlo, solo disparó. Según la investigación llevada a cabo, en ese momento, el oficial había consumido cocaína, marihuana y benzodiazepina (un sedante).

Ocho años después del brutal hecho, Gabriela lucha para que su hijo descanse en paz. “Hace casi nueve años que soporto de todo. Desaparecieron pruebas contundentes como las cámaras de monitoreo de la provincia, le pusieron pólvora en la mano a mi hijo para que pareciera que tenía un arma y un policía se presentó como testigo del hecho, aunque nunca estuvo”, contó.

Rodrigo soñaba con vivir del fútbol y un policía lo mató por la espalda. (Foto: Facebook/Gabriela Sanso)

Rodrigo soñaba con vivir del fútbol y un policía lo mató por la espalda. (Foto: Facebook/Gabriela Sanso)

Después de cuatro años con la causa cajoneada, la familia espera ahora la sentencia en el juicio al policía acusado: “Tuve que encadenarme para que me escucharan. Ya demostramos que mi hijo estaba desarmado, que no había sido una persecución ni un tiroteo, que ni siquiera hubo un enfrentamiento. Mi hijo se equivocó y pagó con su vida: el policía actuó como juez y lo condenó a muerte”.

Meses después de matar a Rodrigo, Luca Gastón Carranza cayó preso por robar una campera en un local y en 2016 le robó un vehículo a un remisero después de ponerle un elemento cortante en el cuello. En el debate oral, cuando le tocó declarar, el policía admitió que al momento del crimen tenía problemas de consumo y ue a pesar de eso seguía en la fuerza.

“El sistema falló con mi hijo: lo mató un policía, me amedrentaron mandándome fotos de su cuerpo sin vida, me amenazaron y nunca me apoyaron”, relató Gabriela. Y cerró: “Hoy pedimos justicia, nada más. Queremos que a Carranza lo condenen a 14 años y lo saquen de la calle, porque es muchísimo más peligroso de lo que podría haber sido mi hijo de 17″.

Rodrigo Sánchez -en la foto con la pelota entre sus piernas- jugaba en la Liga Cordobesa de Fútbol. (Foto: gentileza de Martín García)

Rodrigo Sánchez -en la foto con la pelota entre sus piernas- jugaba en la Liga Cordobesa de Fútbol. (Foto: gentileza de Martín García)

Cómo era Rodrigo, el pibe que soñaba con llegar a primera

Según su mamá, “Rodrigo era un gran compañero, muy atento, solidario, alegre y divertido”. Martín García, su entrenador en Club Deportivo Alberdi, coincidió: “Yo lo tuve de los 11 a los 15 años, hasta que subió a cuarta. Fue capitán durante mucho tiempo; tenía un ímpetu y un vigor únicos, se parecía mucho al Cuti Romero, incluso físicamente. Era bueno con los suyos y hasta con los rivales, en cuatro años solo lo echaron una vez por doble amarilla; jamás se peleó con nadie”.

García continuó: “No era un jugador sucio, era un pibe tranquilo y fue un placer dirigirlo, yo lo quería mucho. En el club le decíamos Ojito porque tenía una mirada particular, con sus ojos negros, y años después me enteré que su mamá en su casa le decía igual”.

Su entrenador reveló: “Lo estaban siguiendo de Talleres, a él y a dos chicos más. Llamaba la atención por su porte y porque de verdad era muy bueno. Cuando venía a verlo su mamá, jugaba mejor porque se motivaba, sentía que jugaba para ella”. Por último, cerró: “Sé que él está con nosotros. Lo extrañamos, pero nos acompaña”.

El veredicto del juicio se conocerá el 19 de marzo, a casi nueve años del asesinato. Gabriela Sanso, la mamá de Rodrigo, necesita que su hijo descanse en paz: “Le truncaron su sueño de jugar al fútbol; él se equivocó, los pibes a veces no encuentran su camino. Podrían haberlo detenido y juzgado por su error, pero el policía decidió matarlo”.

Rodrigo con su mamá Gabriela. (Foto: Facebook/Gabriela Sanso)

Rodrigo con su mamá Gabriela. (Foto: Facebook/Gabriela Sanso)

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